Álvaro A. S., la única persona procesada por el atropello de Juan Fombona, mantiene su silencio, del mismo modo que lo ha hecho durante toda la fase de instrucción. Tan solo apuntó que "no recordaba nada" de lo ocurrido cuando prestó testimonio ante la Policía Local de Gijón, de forma voluntaria, al inicio de la investigación policial, antes de ser arrestado por los hechos. A partir de su detención se acogió a su derecho a no declarar, tanto en Comisaría como ante el juez Juan Laborda que decretó su ingreso en prisión. Ninguna declaración reveladora hasta hoy.

En prisión tuvo la compañía de un preso de confianza, un protocolo habitual que se pone en práctica con presos de nuevo ingreso para evitar posibles autolesiones por la ansiedad que les genera a muchos verse privados de su libertad por primera vez. Álvaro A. S. -amigo desde la infancia del fallecido, dada la amistad que mantenía desde hacía años sus familias- estuvo en el Centro Penitenciario de Asturias durante poco más de tres meses, hasta el 29 de marzo de este año que el juez instructor decretó su puesta en libertad provisional a cambio de varios requisitos, como la obligación de comparecer cada quince días en el juzgado.

El procesado también tuvo que abonar una fianza de 5.000 euros para poder quedar en libertad. Al día siguiente de salir libre provisionalmente de prisión acudió al Juzgado para depositar allí su pasaporte y también el carné de conducir, otro de los requisitos impuestos por el juez para poder volver a casa. Unas medidas estas últimas para evitar cualquier posibilidad de fuga.