A día de hoy, las fiestas de Cimavilla del año 2019 están canceladas. Así lo había informado la comisión de festejos del Barrio Alto y en ese punto se continúa. Sin embargo, los vecinos se resignan a dejar morir una de las festividades con más arraigo y éxito del verano gijonés. Por ello, tras una nueva reunión celebrada ayer entre la junta directiva de la asociación vecinal, se decidió "mandar un SOS a Gijón y al Ayuntamiento" con un mensaje claro: "si queremos que las fiestas sigan adelante, necesitamos ayuda".

Así lo expresó ayer Sergio Álvarez, presidente de la asociación de vecinos "Gigia" del Barrio Alto. "La fiesta, tal y como está concebida, económicamente no es viable. No tenemos posibilidad de sacarla adelante", explicó Álvarez.

Por ello, están buscando "una fórmula de viabilidad" en la que pueda colaborar el Consistorio que, a priori, "tienen disposición" para ello. "El Ayuntamiento usa las fiestas como marca de la ciudad", analiza Álvarez. Por ello, hacen un llamamiento al gobierno municipal: "la administración debería preocuparse por conservar las fiestas, por hacer que siguieran".

Los vecinos aseguran que "son unos festejos con una gran repercusión y no queremos dejarlos morir", por lo que piden "apoyo y garantía económica" al Ayuntamiento. "La actual fórmula económica es insostenible. El ochenta por ciento del coste lo asume a riesgo la comisión de festejos, con lo que pueda venderse en la barraca". Así, buscarán alguna otra opción que disminuya la carga monetaria de los vecinos. "Es una fiesta que mueve gente y repercute muy positivamente en la ciudad. Los vecinos, los visitantes, los hosteleros, los comerciantes o los turistas están contentos con ella", insiste el representante vecinal, que pide ayuda para "conservar el valor inmaterial que supone las fiestas".

Con todo, las fiestas del próximo año siguen canceladas. No obstante, los vecinos siguen llevando a cabo continuas reuniones para "marcar la posición del barrio" y poder encontrar una solución que impida que una de las fiestas más señeras del verano, que la comisión lleva organizando los últimos cuatro años, acabe irremediablemente para siempre.

Más colaboración

Al problema económico, el principal y más acuciante, se suma la falta de colaboración durante todo el año para llevar a cabo los preparativos de las fiestas. Además, también echan en falta un local donde poder crear y montar los innumerables adornos que engalanan el barrio al final de la época estival de cada año.