Curtido en el asociacionismo a través de Abierto hasta el amanecer, Mar de Niebla y "El Fumeru" de El Llano, el socialista César González hacía en el Pleno de la semana pasada un sentido llamamiento a que el Ayuntamiento agilizara el pago de los fondos que dan soporte a decenas de entidades asociativas que trabajan en y por Gijón."Es mi último deseo como concejal", aseguró adelantando su adiós de mayo.
- ¿Tan frustrante es la vida municipal que ya se despide?
-Es una decisión que ya tomé hace tiempo. Ahora que es momento de hacer candidaturas mucha gente me pregunta por la continuidad y les digo que no voy a continuar. En el Pleno sólo deje constancia de lo que bastante gente sabía ya.
- ¿Se va porque quiere o es que nadie le ha pedido que se quede?
-La decisión está en marcha desde hace un año. Tras el proceso interno de elección de secretario general, donde fui en la candidatura de Monchu (por José Ramón García que perdió ante Iván Fernández Ardura), hubo un momento de reflexión. Tenía ganas de dedicarme a la docencia así que me presenté en junio a las oposiciones para profesor de Secundaria, estoy en un par de listas de interinos y quiero abrirme camino en ese campo. Los tiros van por ahí.
- ¿Cual fue esa reflexión?
- La primera línea de la política es una actividad muy exigente en cuanto al nivel de exposición y el tiempo que restas a la familia y los amigos. Yo eso lo sabía, porque en mi tiempo de asesor del grupo municipal vi pasar a mucha gente, y por eso dediqué un tiempo a pensármelo cuando Josechu y Santiago (por José María Pérez y Santiago Martínez Argüelles) me ofrecieron ser concejal. El proyecto era ilusionante y eso me decidió. Una vez que el proyecto de gobierno se vio frustrado por que un partido no quiso apoyar la investidura de Josechu, pasamos a la oposición y desde allí he tratado de hacer lo mejor posible mi trabajo. El compromiso tenía una fecha de caducidad que era mayo de 2019.
- ¿Qué ha sido lo más desilusionante? ¿No poder hacer lo que se pretendía al no gobernar o las luchas internas en el partido?
-Yo no hablo de desilusión, que quede claro. Mi experiencia como concejal ha sido positiva aunque hay episodios que para mi fueron frustrantes como el vivido en 2015 en una negociación que no fue tal para conseguir un gobierno de izquierdas. Tras la primera reunión con Podemos ya me quedó claro. Y también tengo claro que las cosas se cambian desde el gobierno, desde la oposición se puede denunciar o condicionar, y poco. La derecha tiene otros resortes pero la izquierda cambia las cosas desde un gobierno. O como decía Ramón Rubial desde el BOE. En cuanto a los enfrentamientos internos son duros porque confrontas con compañeros y gente con la que tienes una relación afectiva. Nuestro hito fue el 1 de octubre en Madrid con el comité federal que partió en dos el partido. Pero lo eso lo dejo aparcado, tenemos que mirar hacia adelante. Hay que olvidar las fracturas porque en este partido no sobra nadie. Al contrario, hay que atraer más gente. Si nos recreamos en el enfrentamientos difícilmente vamos a atraer talento y más manos al partido y difícilmente vamos a convencer a los votantes de que nuestra opción es la mejor. Hubo momentos complicados...
- ¿Cómo cuales?
-Uno de los que me hizo replantearme la situación fue el debate sobre la moción de censura del año pasado. Hubo una asamblea bastante dura donde algunos compañeros cuestionaron la necesidad de esa moción e indirectamente el trabajo del grupo municipal. Menos mal que la dirección atajó rápidamente el asunto. Todos tenían claro que la posición del PSOE debía ser promover una moción de censura porque la prioridad es cambiar el gobierno. No fue posible porque Podemos tampoco quiso entonces.
- ¿El escenario de mayo va a ser más complicado para ese gobierno de la izquierda?
-Es cierto que el hipotético escenario parece peor. Así lo indican los sondeos y el resultado en Andalucía. De aquí a mayo lo que le queda al partido es poner toda la carne en el asador para que el PSOE tenga el mejor resultado posible y que haya una mayoría en el Pleno que también vea necesario cambiar el gobierno de la ciudad?
- ¿Usted que espera?
- Que el PSOE gobierne Gijón y Ana González sea la Alcaldesa. Al partido le quedaron ahora mismo dos hitos importantes: elaborar un programa electoral que sea atractivo y conecte con la ciudad y elaborar una candidatura ilusionante y que, espero, refleje la pluralidad del partido e incluya a personas con las que se pueda identificar el electorado.
- ¿Alguna sugerencia?
-No, la pauta debe marcarla la candidata porque los equipos deben componerse de manera equilibrada y pivotar sobre quienes lo lideran. Nadie pone en duda quien tiene que llevar la batuta.
- La imposibilidad de ese gobierno de izquierdas, ¿fue problema de ideas o de personas?
-Me niego a pensar que sea un problema de personas. Es un problema de estrategia. La percepción con la que me quedo es que a Podemos no le interesó porque era el momento en que se hablaba de sorpasso y no les interesaba dar aire al PSOE. En lugar de las necesidades de las ciudadanos y ciudadanos, pese a que se llenan la boca con ello, lo que primaron fue el tacticismo y una estrategia muy cortoplacista.
- Es un firme defensor del asociacionismo. ¿El gobierno de Foro ha desincentivado el entramado asociativo de Gijón?
-Desde luego no les han facilitado el trabajo. Con prórroga y sin prórroga todas los años las entidades cobran la subvención en el último trimestre. Quien se involucra en una organización social lo hace de manera altruista y cuando uno hace un esfuerzo tan generoso y lo que ve es que se ponen palos en las ruedas... Este gobierno no es consciente de que buena parte de los problemas de esta ciudad los solucionan las entidades sociales, culturales y deportivas.
- ¿Los presupuestos participativos ayudaron a mejorar la participación?
-Por desgracia se cumplió lo que anticipamos. No era una cuestión de ser espléndidos y poner seis millones porque lo importante aquí es el proceso formativo para que la gente sea consciente de lo que se hace con el dinero que ingresa el Ayuntamiento y se haga corresponsable de las decisiones. Ese proceso no existió. Ahora, tras el fiasco, se plantean hacer un plan de participación. Los presupuestos participativos no son un fin en si mismos sino una herramienta y si no se utilizan bien acaban siendo contraproducentes, que es lo que ha pasado.
- Ya que va a ser profesor hagamos los exámenes finales. ¿El gobierno?
-Me decía un vecino hace poco que había un Alcalde al que llamaban "sisi" porque decía sí a todo. El gobierno de Foro ha sido el gobierno "sisi". Ha dicho sí en el pleno, sí a los vecinos que venían con alguna demanda, sí, sí, sí... pero al final hizo poco. En algunos casos, nada. Se ve en los niveles de ejecución de las inversiones y en la puesta en marcha de nuevos proyectos. El nivel de parálisis del Ayuntamiento es total.
- ¿La Corporación?
-Cada uno hemos cumplido con nuestro papel. Nosotros fuimos claros desde el principio: en la oposición se está para hacer oposición. Otros grupos quisieron hacer ver que desde el Pleno se podía condicionar lo que hacía el gobierno y no es así, se condiciona más bien poco. Incluso ante un gobierno en franca minoría.
- ¿Y usted como edil?
-Si de algo me siento satisfecho es de haber trasladado al Ayuntamiento la voz de los vecinos. Y he tratado de hacer un seguimiento riguroso de los temas porque creo que así hay que hacer las cosas. Algo que genera desconfianza de la política es el tratamiento superficial de los temas porque ahora parece que todo se soluciona con un tuit de 140 caracteres, una frase afortunada o un corte radiofónico de 20 segundos. Yo he visto muchos expedientes.
- ¿Les dirá a sus alumnos que no se metan en política?
-No, todo lo contrario. Yo trabajé como educador social y defendía que si tienes un problema hay que afrontarlo porque las cosas no se solucionan por si solas. Y la política es mejor hacerla a que te la hagan. Yo seguiré haciendo política: militando en el PSOE y participando en el tejido asociativo como desde mi adolescencia.
