La parroquia de La Resurrección de Laviada celebra el año que viene sus bodas de oro y el 40.º aniversario de la construcción de su templo parroquial, y quiere hacerlo por todo lo alto. Para ello ha acometido a lo largo de los últimos meses importantes obras: desde la renovación de la techumbre de la iglesia y de los locales parroquiales hasta la pintura exterior e interior de ambos espacios, un trabajo "que ha costado mucho", y por eso este año el tradicional rastrillo solidario de la parroquia destinará sus beneficios a echar una mano en el pago de los trabajos.

"Llevamos más de 20 años organizando el rastrillo para los gastos parroquiales, y este año es un poco diferente porque se acercan fechas importantes", señala Benigno Uría, secretario del consejo pastoral parroquial, encargado de la venta de papeletas para la rifa de la tómbola: este año los premios son un jamón, una freidora o una comida para dos personas en la sidrería El Restallu.

La cita, en el colegio Laviada durante la tarde de ayer y hoy durante todo el día después de la misa, cuenta con la colaboración de voluntarios de varios grupos parroquiales, desde la catequesis hasta Cáritas, pasando por el grupo de Pastoral, y "todo el mundo se vuelca", asevera Uría. Los colaboradores hacen numerosas donaciones como libros, juguetes, artículos de papelería, bisutería o artesanía, "siempre en perfecto estado" y con precios populares. También se pueden encontrar lámparas o juegos de café, así como una amplia variedad de dulces, que son "la estrella de todos los años; siempre se vende todo".

Arroz con leche, empanadas, tortillas y pasteles son los más reclamados por los vecinos del barrio, gracias también a donaciones de confiterías "de fuera incluso de Laviada". Todo un abanico donde elegir y, de paso, colaborar con una labor que "hace barrio entre todos".