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Anulan la ayuda a domicilio a una anciana por negarse a que la asista un hombre

La afectada, de 87 años y en silla de ruedas, sufrió un ataque de ansiedad cuando un empleado intentó llevarla a la ducha y tuvo que ser atendida en Urgencias

Sin ayuda a domicilio por pedir que la empleada sea mujer. La octogenaria Celia Santos, vecina del barrio de El Llano, acaba de recibir una notificación que suspende de forma cautelar las visitas de sus cuidadores por negarse a que sea un varón quien la ayude a ducharse. Su hijo, José Manuel Pérez, explica que la petición "no es un capricho". "La última vez que se la obligó a que le quitase la ropa un hombre acabó en Cabueñes con un cuadro de ansiedad. No puedo cuidarla solo; me están dejando tirado", lamenta.

Santos tiene 87 años, fatiga crónica, movilidad reducida, problemas respiratorios, diabetes y la tensión descompensada. Siempre está tumbada o en su silla de ruedas, y como su hijo es vigilante privado de seguridad -trabaja desde las 5.30 horas y hasta después de comer-, desde hace años disponía de una ayuda domiciliaria para que una cuidadora la asistiese cada mañana y durante una hora a ducharse, desayunar y tomar la medicación. Por la tarde, otra cuidadora le daba de merendar.

A finales del mes pasado, sin embargo, la mujer cogió una gripe que le provocó un cuadro de insuficiencia cardiaca y tuvo que permanecer ingresada en el Hospital de Cabueñes durante más de quince días. En estos casos, los beneficiarios del servicio municipal deben contactar con la administración para que se cancelen las visitas durante la estancia hospitalaria y notificar el alta para que se restituyan. Santos salió del hospital el pasado jueves día 14 de marzo. "Al avisar de que ya volvía para casa me dijeron que la empleada vendría de ahora en adelante a las diez y veinte. Les dije que eso no puede ser porque mi madre es diabética y tiene que pincharse a las nueve. Ahí empezaron los problemas", comenta Pérez.

La opción brindada por el Ayuntamiento, siempre según el relato del hijo de la afectada, fue que en el turno matinal el empleado fuese varón. Hace cinco años, sin embargo, Santos sufrió un ataque de ansiedad y acabó en Urgencias porque uno de estos cuidadores trató de llevarla a la ducha. Desde entonces, en su informe figura que su cuidadora debe ser mujer. "El problema es que esa concesión nos la hizo la anterior empresa. Las ayudas a domicilio en Gijón ahora las lleva otra entidad nueva que no parece entender que una señora de 87 años no acepta, por su educación y sus vivencias, que un hombre la vea sin ropa", lamenta el gijonés.

Este lunes la empresa desoyó a la familia y envió igualmente a un cuidador al domicilio. "Me llamaron cuando el chaval estaba en el portal preguntándonos si quería que subiese y dije que no. No se dan cuenta de que esto es una cuestión de salud; mi madre está conectada las 24 horas a una bombona de oxígeno y es peligrosísimo que se altere", razona. Al negarle la entrada, el servicio se canceló esa misma tarde. Pérez registró la incidencia y en la tarde del martes acudió a su casa la cuidadora de siempre, pero el miércoles por la mañana regresó un varón. "Ella no dejó que la duchara. Él me dijo que tenía que notificar que no había podido completar el servicio y ya ese mismo día se me canceló cautelarmente todo tipo de ayuda. Y hasta hoy", resume.

Ahora Pérez no sabe cómo proceder, porque su madre tampoco deja que él la asee. "Le doy el pañal montado y me deja ponérselo, pero no que la duche. Por su salud mi madre no puede coger una infección a estas alturas", asegura. "Intenté hablar con la concejala Eva Illán, pero sólo logré hablar con su secretaria. Al principio me dio esperanzas pero al final dijo que mi madre se tenía que adaptar y punto", añade el gijonés, que se plantea ahora posibles vías legales de denuncia -aunque explica que ya redujo su jornada laboral para cuidar de su madre por las tardes y que no puede costearse un abogado- o entrar voluntariamente en el paro. "Se supone que en este sector la mayor parte de las empleadas son chicas. Dicen que hacer esa distinción sería discriminación laboral pero, ¿no se podría hacer una excepción?", pregunta. Santos, por su parte -que habla contenta sobre sus hijos y juventud como limpiadora pero se emociona en cuando sale "el tema del cuidador"-, lo deja claro: "Yo lo que no quiero es pasarlo mal".

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