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Dos años de cárcel por robar dulces para contentar a su novia

El reo solo llevaba un calcetín al ser detenido; el otro, que utilizó para cubrir su mano para fracturar el escaparate, quedó en la confitería

Dos años de cárcel por robar dulces para contentar a su novia

Un vecino de Gijón de 41 años ha sido condenado a dos años de cárcel por un delito de robo con fuerza en las cosas después de reconocer que fracturó el cristal de una confitería del barrio de Cimavilla para llevarse bombones, dulces y frutas confitadas que tenía intención de regalar a su novia, con la que previamente había discutido. La sección octava de la Audiencia Provincial le impone además el pago de 299 euros por los productos sustraídos y otros 272 euros por los daños causados en el establecimiento.

El hecho delictivo, uno de los muchos protagonizados por el condenado, ocurrió en la madrugada del 23 de octubre de 2017. Sobre las 4.30 horas. Una sereno de Gijón se percató de que la confitería tenía fracturado un cristal del escaparate y alertó a la policía porque todo estaba revuelto. Además, había un calcetín entre los restos de cristales.

Los agentes, tras hacer una batida por la zona, localizaron a un individuo en los aledaños de la confitería que portaba una bolsa llena de cajas y bandejas de bombones que había cogido tras violentar el cristal. Tal y como recoge la sentencia, el procesado no les negó en ningún momento que hubiese protagonizado los hechos. Es más, explicó a los agentes que ese día había tenido un problema con su novia y que tras discutir con ella había salido un par de horas. También reconoció que había hecho "un agujerito pequeño" en la confitería para apoderarse de los bombones, justificando que era un regalo para su novia.

La prueba del calcetín

Además de la confesión, el ahora condenado, natural de Bilbao pero afincado en Gijón, también llevaba puesto un calcetín -nada en el otro pie- de idénticas características al que los agentes encontraron en el escaparate de la confitería. También pudieron constatar que los nudillos del sospechoso mostraban indicios de haber fracturado el cristal. Finalmente, los productos dulces sustraídos -valorados en casi 300 euros- pudieron ser recuperados y devueltos a su propietario, aunque "en un estado que no permite ser puesto a la venta".

En el juicio, el condenado reconoció los hechos. Tanto la Fiscalía como la acusación particular, ejercida por el comerciante afectado, solicitaban hasta seis años de cárcel, en base a la agravante de multirreincidencia que le atribuían. No obstante, el tribunal de la sección octava le atribuye solo la agravante de reincidencia -estima que no cumple el requisito de tres condenas por hechos idénticos- y además aprecia la atenuante analógica de confesión de los hechos desde el primer momento. Es por ello que finalmente la condena fue a dos años de cárcel.

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