Un vecino de Gijón de 39 años y de origen marroquí resultó detenido este pasado fin de semana después de ser sorprendido por la policía distribuyendo sustancias estupefacientes entre los clientes de un bar de Pumarín en el que trabajaba como camarero. Este individuo, con antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar, trató de encerrarse en la cocina del establecimiento para deshacerse de la droga, pero los agentes hallaron allí un trozo de hachís.

Una patrulla de agentes de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, mientras realizaban una labor preventiva contra el menudeo de drogas en bares y locales de ocio, se percataron de un notable tráfico de personas que entraban y salían con rapidez de un establecimiento hostelero del barrio de Pumarín. Accedía y apenas unos minutos después volvían a salir, una maniobra repetida muchas personas que despertó las sospechas de los agentes.

Ante los indicios de que en el interior del establecimiento podría estar vendiéndose droga, los agentes establecieron un control para confirmar este extremo. En poco tiempo, los policías tramitaron tres actas de incautación de drogas a clientes que salieron del local y a los que sorprendieron con la sustancia entre sus ropas. Clientes que tras ser interceptados por la policía confesaron que habían adquirido el hachís en el bar. Incluso que había sido el camarero de detrás la barra quien se lo había vendido.

En ese momento los agentes se dispusieron a entrar para realizar una redada en el local, algo de lo que se percató el camarero y que trató de impedir bloqueando la puerta de acceso. No lo logró y entonces se fue rápidamente hasta la cocina, donde volvió a realizar la misma operación, aunque nuevamente sin éxito, para intentar esconder el hachís.

Fuerte resistencia

Los agentes entraron en la cocina y encontraron un trozo de hachís en la parte alta de los muebles de la cocina. En base a la sustancia incautada se procedió a la detención del camarero, que opuso una gran resistencia antes de ser esposado. Los agentes hallaron también 707 euros que el presunto delincuente escondía en uno de los bolsillos del pantalón. Una vez detenido se comprobó su historial, pues tenía antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar.