Los rumanos afincados en la ciudad se encuentran inmersos en las celebraciones de su Semana Santa, que se rige por el calendario juliano y no por el gregoriano. Su Pascua se celebra durante tres días con mesas festivas, reuniones familiares y banquetes, donde no faltan los huevos pintos y el cordero. Los huevos pintados -como ocurre en la Pascua cristiana- son un símbolo importante de estas celebraciones y uno de los momentos más divertidos es la batalla de los huevos, en la que compiten chocando huevos cocidos: el que tiene la cascara más frágil y se le rompe el huevo debe comerse el huevo de su oponente. Además, cada familia pinta y decora los huevos en sus casas, para regalarlos o comerlos. Con motivo de esta celebración, el escritor Julián Gabriel, residente en Gijón expone sus huevos decorados al estilo tradicional transilvano en la Asociación de Vecinos del Polígono.