"Yo, en vez de la paz, les voy a decir que se den una sonrisa". Así resumía ayer entre risas Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro, cómo la entrada en vigor de la fase 1 de la desescalada dejará durante al menos dos semanas escenas insólitas en las iglesias. Los templos se preparan para volver a acoger pasado mañana a sus feligreses, sí, pero lo harán con multitud de limitaciones: todos deberán llevar mascarilla, se tendrán que sentar a dos metros de distancia y tendrán que lavarse las manos con hidrogel al entrar y al salir. Los templos con imágenes tendrán que precintarlas, todas las pilas bautismales estarán vacías (para evitar posibles contagios al santiguarse) y todos los feligreses recibirán la comunión en la mano y en silencio. "Guardarán cola separados, como en el supermercado, y se acabó lo de cantar", recalca el sacerdote.

Según Juan Lozano, arcipreste de Gijón a cargo de la parroquia del Corazón de María, la inmensa mayoría de los cambios responden a un protocolo enviado por la Conferencia Episcopal Española. "Son normas de uso obligado en todas las iglesias; ninguna puede funcionar sin mascarilla y distancias de seguridad. También son los que regulan la comunión y el aforo, que es lo que más se notará: solo tendremos un tercio en esta primera fase y subiremos a la mitad en la segunda", resume, y añade: "Hace un par de días también hubo una reunión en Oviedo, del Arzobispado, para pautar otras normas más particulares que se darán a conocer en breves".

Otros párrocos están personalizando a su manera su iglesia para cumplir con las pautas enviadas. Por ejemplo, José Manuel Álvarez, sacerdote en Jove, ha decidido cambiar el sistema de colecta de donaciones. "Voy a dejar dos cestinas en el altar y que la gente que quiera donar se acerque por su cuenta", razona. Intuye que la temporada de bodas y bautizos no va a ser demasiado ajetreada: "Ya hubo alguna suspensión; entiendo que muchos quieren celebrarlo en multitud y no tienen restaurantes, pero al menos podemos volver". Gómez Cuesta concluye con una recomendación: "Muchas parroquias ofrecemos las misas en Youtube. Los que tengan una salud delicada pueden seguir viéndonos desde ahí. No les dejamos solos".