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Deva rinde homenaje al hostelero Rodrigo Caso, "un hombre cariñoso y responsable"

Decenas de personas se congregaron en la iglesia de San Salvador para despedir al dueño del merendero Casa Yoli, autor de "muchas obras buenas"

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Deva despide al hostelero Rodrigo Caso, de Casa Yoli

La iglesia de San Salvador de Deva, su aparcamiento, la cuneta de la carretera y la explanada frente a Casa Yoli se quedaron ayer pequeños para acoger a todas las personas que acudieron a despedir a Rodrigo Caso Martínez, el patriarca del conocido merendero, que falleció a los 86 años de edad, tras una larga enfermedad. Son los mismos años que pasaron desde que el hostelero visitó por primera vez el templo. Fue en el año 1933, para su bautizo, "y ahora vuelve, para su despedida", como recordó el párroco Celso González, que ofició la misa en presencia del capellán del Sporting, Fernando Fueyo. "A su llegada al cielo, Rodrigo le dirá a Quini: 'dame las llaves que tantas veces me quitaste'", relató González en su homilía, en referencia a la broma que el histórico delantero sportinguista hacía recurrentemente al fallecido durante las tres décadas que trabajó como empleado del club rojiblanco, sustrayéndole las llaves de su furgoneta y moviéndola de sitio, obligando a Caso a caminar. "Y Quini le responderá a San Pedro: 'abre las puertas, que este es un señor bueno'", remachó el párroco.

De hecho, así describió González al fallecido, como "una persona buena, agradable, responsable y muy amigo de sus amigos". "Era cariñoso, aunque en la primera impresión pudiera parecer una persona solitaria", amplió el párroco.

En la homilía, el cura quiso recordar igualmente cómo, a su llegada a la parroquia, "la primera casa de Deva" que conoció "fue Casa Yoli", situada a pocos metros de la iglesia. Celso González alabó del fallecido, además, "todas las obras buenas que hizo en vida, y que muchas de ellas no trascendieron". Muestra de sus palabras y de todo el bien que hizo en su trayectoria y todo el buen recuerdo que dejó, fueron la cantidad de ramos de flores que acompañaron al féretro. "Es una maravilla ver tantas flores, símbolo del afecto que tanta gente le tenía", incidió el párroco. Una de esas coronas era del Sporting, el club en el que trabajó durante muchos años, tanto él como su sobrino, Alejo Caso, que fue durante muchos años "el guardián del Templo" al tener en su poder las llaves del estadio de El Molinón.

La familia de Caso, su mujer María Soledad Rubiera -por todos conocida como Yoli y que da nombre al establecimiento hostelero, uno de los más antiguos de la ciudad-, su hijo Juan, su nuera Beatriz García y su nieto Héctor, estuvo arropada por multitud de amigos y conocidos. Muchos de ellos, miembros de la asociación vecinal Peñafrancia de Deva, que ya en el año 2016 ofreció un sentido homenaje al fallecido y a su viuda. Una patrona, Nuestra Señora de la Peña de Francia, a la que el párroco pidió por el fallecido.

Caso fue enterrado, tras la misa en su recuerdo, en el cementerio situado junto a la parroquia, donde sus familiares y amigos más cercanos le despidieron. La misma parroquia donde hace 87 años se bautizó y que ayer se llenó a rebosar para su última despedida.

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