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Los hosteleros desconvocan su gran marcha

La Delegación del Gobierno solo autoriza una reunión de 175 personas en la plaza Mayor l Los organizadores sopesan una cadena humana en el Muro

Los hosteleros desconvocan su gran marcha

La gran manifestación de los hosteleros de Gijón se canceló ayer a última hora de la noche al recibir los convocantes una comunicación de la Delegación del Gobierno que les impone severas restricciones debido a la pandemia de coronavirus. La protesta iba a salir a las 9.00 horas desde la iglesia de Fátima y desembocar a las 14.00 en la plaza Mayor. Se preveía la participación de 2.000 autónomos, si bien, el organismo que encabeza Delia Losa solo da permiso a los convocantes para realizar una reunión frente al Ayuntamiento con un aforo máximo de 175 personas. Ante esta situación, los organizadores decidieron dar marcha atrás y desconvocar la protesta. Sí mantienen, para las 12.00 horas en el Campo Valdés, la iniciativa de realizar una cadena humana a lo largo del paseo del Muro. "Solo puedo decir que se cancela y que lo siento mucho", afirmó ayer Roberto López, entre lágrimas, uno de los convocantes.

La protesta llevaba articulándose semanas. Nació como una iniciativa vecinal del barrio de La Calzada, pero pronto fue recabando apoyos. De no ser por el cierre perimetral de Gijón, se contaba con la presencia de autónomos de otras partes de Asturias. Ayer, al medio día, todo parecía ir según lo previsto, según afirmó el propio Roberto López, quien aseguró haber recibido una llamada de la jefatura de la Policía Local preguntándole sobre el desarrollo de la concentración. "Dijeron que no había ninguna pega, que era un movimiento genial, sin problemas", indicó López, quien siempre remarcó el carácter pacífico del movimiento.

Sin embargo, sobre las cinco de la tarde de ayer recibió una nueva llamada, esta vez de la Delegación del Gobierno. Según cuenta, le preguntaron por los pormenores de la concentración. Poco después, recibió la comunicación en la que el organismo de Delia Losa limitaba la protesta a 175 personas en la plaza Mayor y le negaba el visto bueno para realizar cortes de calles. "Me dieron 48 horas para dar marcha atrás, cuando no tenía ni 12 para hacerlo", apuntó López, quien convocó de urgencia a otros impulsores de la protesta en una improvisada reunión en los aledaños de la parroquia de Fátima. Fue en ese lugar donde se decidió cancelar la protesta tal y como estaba concebida.

Sí se mantiene, a título individual de quien así lo estime oportuno, participar en una cadena humana a lo largo del paseo del Muro. Los organizadores sugieren las 12.00 horas para reunirse en el Campo Valdés y realizar esta queja de forma simbólica, respetando las distancias de seguridad. "Es un derecho que nos están cortando, pero como organizador no puedo poner en peligro a nadie", zanjó el hostelero. Este grupo también promovió un paro del sector para hoy. Si bien, desde un primer momento dejaron clara su intención pacífica, por lo que esta opción era voluntaria. Así lo seguirá siendo.

La marcha de los hosteleros de hoy iba a contar con muchos apoyos. Pero el cierre perimetral de Gijón, que ha trazado un muro invisible entre el casco urbano y la mayor parte de la zona rural, ha dejado sin posibilidad de participar en la concentración a los hosteleros rurales. A pesar de ello, los empresarios de esta parte del concejo transmitieron todo su apoyo al mensaje de protesta del sector. No iban a poder estar, pero su grito desesperado se iba a escuchar. "Desde la distancia, tendrían nuestro apoyo. Luchamos por nuestro futuro", aseguraron.

Algunos de estos hosteleros son Saray Díaz y Carolina Pomarada, dos langreanas que regentan una sidrería en el corazón del poblado minero de La Camocha. Abrieron en septiembre y, aunque empezaron bien, con las nuevas restricciones la cosa ha ido decayendo. "La gente responde bien, pero se nota que hay miedo", afirman. Lo mismo piensa Benito Álvarez, el dueño de un bar en la parroquia de Leorio. "El cierre nos viene fatal, lo normal es que afectara a todo el concejo", indica. Lo mismo dijo Eduardo García, que lleva una parrilla en Cenero. "No se entiende que no se puedan venir a mi restaurante, pero sí a un centro comercial", zanja uno de tantos hosteleros de la zona rural que habrían estado en la manifestación de hoy si el cierre perimetral lo hubiera impedido y si esta no se hubiera desconvocado a última hora.

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