Ni siquiera una pandemia global puede acabar con las tradiciones más enraizadas del folklore y la cultura asturianas. Una de ellas, típica del otoño y que este año está pasando más desapercibida a causa del coronavirus y todas las restricciones impuestas para intentar impedir su propagación, es el magüestu. Lo habitual es que por estas fechas todos los colegios de la ciudad celebrasen la tradicional fiesta asturiana. Pero en muy pocos ha pervivido. No es el caso del colegio público gijonés Julián Gómez Elisburu, en Pumarín.

Sus profesores y alumnos, acostumbrados a celebrar el magüestu con la llegada del otoño, este año tampoco han querido perderse la cita y han acabado sucumbiendo a la tentación de luchar contra el coronavirus a base de castañas y sidra dulce, el menú tradicional de esta fiesta. Eso sí, lo han hecho, como no puede ser de otra forma en las circunstancias actuales, cumpliendo las más estrictas medidas de seguridad exigidas por la ley para luchar contra el coronavirus.

“Todos los otoños, nuestras serondas son especiales. Y este curso no podía ser menos”, asegura Luisa María Lendínez, directora del centro educativo, que explica que “gracias a la colaboración de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, cada grupo de convivencia ha podido disfrutar de sidra dulce y una exquisita castaña bombón”, que sustituyó a la tradicional castaña asada, típica en esta festividad.

Igualmente, desde el centro remarcan que “se han seguido todas las medidas de seguridad e higiene contempladas en nuestro plan de contingencia” contra el covid-19. Una oportunidad para que los más pequeños puedan disfrutar con normalidad de una de las fiestas más queridas por ellos.