La música clásica entona un réquiem por el fallecimiento a los 71 años del tenor luanquín José Ramón Alonso. Natural de la capital de Gozón estuvo muy vinculado a Gijón, donde fue profesor de canto del Conservatorio entre 1992 hasta su jubilación en 2010. Su carrera gozó de gran repercusión internacional e interpretó papeles en escenarios de Alemania, Austria, Turquía y Francia, entre otros países. Estaba casado con Belén Genicio, soprano ovetense que ha actuado en numerosas ocasiones en el teatro Jovellanos. “Cantó mucho y lo cantó muy bien”, apuntan Genicio y el único hijo del matrimonio, Ramón Alonso. A pesar de su éxito internacional, José Ramón Alonso no fue profeta en su tierra.

Una imagen de Alonso facilitada por su familia.

Una imagen de Alonso facilitada por su familia. J. P.

Su pasión por la música le vino bien pronto. Fue cuando de joven escuchó por vez primera una zarzuela. Ya nunca perdió su afán por el género chico. Una de las primeras obras que vio en persona fue en Avilés. Se trató de la zarzuela –posteriormente ópera– “Marina” donde actuaba Alfredo Kraus. “Quedó completamente entusiasmado”, recuerda su viuda.

Alonso González se formó en Oviedo y en Madrid. Durante su formación musical en la capital de Asturias conoció a la que después sería su esposa. El tenor tuvo que emigrar para encontrar el reconocimiento que su patria le negaba. Se afincó en Alemania, donde rodó por diferentes ciudades, Munich entre ellas. Su hijo, Ramón Alonso, nació en la ciudad germana de Giessen (estado de Hesse).

Interpretó un extenso repertorio. Algunos de sus papeles más conocidos fueron los personajes Tamino, en “La Flauta Mágica” de Mozart, o el de Arnoldo en la ópera “Guillermo Tell” de Gioacchino Rossini, entre muchos otros. Además de en Alemania, actuó en muchos países del centro de Europa. “En Asturias sufrió algo de menosprecio por parte de los organizadores de óperas y de las pandillas que los rodean”, puntualiza Genicio.

Alonso y su familia pusieron rumbo de nuevo a España frisando la década de los noventa. Opositó en Madrid para ser profesor de canto. Eligió la plaza en Gijón y dio clases en el Conservatorio de música entre 1992 hasta que se jubiló en 2010. “Era una persona muy cercana, miraba mucho por sus alumnos”, apunta la actual directora del centro, Julia Álvarez González. Realizó numerosas actuaciones en Gijón, una de ellas tuvo lugar el 28 de octubre de 2011 en el Jovellanos donde Alonso y su mujer prestaron su voz en un recital en homenaje a Antonio Medio.

Fuera de la música, José Ramón Alonso era un apasionado del mar. Hizo la mili en la Marina. También apreciaba la naturaleza. En su residencia, en Gozón, acostumbraba a invertir largas horas en su huerta. Cultivaba todo tipo de hortalizas, uvas con las que fermentaba su propio vino y hasta su propia sidra. También destacó por su extensa cultura. Era capaz de recitar a Quevedo de memoria y sentía admiración por el poeta Antonio Machado. Además de dominar el alemán, por sus años en el país germano, dominaba a la perfección el francés y el italiano. También era diestro en gallego y catalán. Sufrió un infarto a primeros de noviembre, que le obligó a ingresar en el Hospital de Cabueñes. Su estado de salud fue empeorando hasta que falleció hace dos días. Su funeral es hoy a las cinco de la tarde en la iglesia de Santa María de Luanco.