Raquel Agúndez Mosquera, gijonesa del barrio de La Arena, se ha convertido a sus treinta años en la nueva presidenta de la Federación Asturiana de Fútbol Americano, la primera mujer en lograr el cargo en toda España dentro de esta disciplina deportiva. Quienes la conocen saben que no es por casualidad, sino una prueba más de su espíritu de sacrificio, su pasión por el deporte y una encomiable capacidad de trabajo que se suman al convencimiento de luchar siempre por aquello en lo que cree. “Es una persona muy leal, cariñosa y muy organizada”, coinciden los allegados de esta jugadora y directiva del club Foxes-82 que acumula ya varias medallas en su vitrina particular.
La pasión por el deporte le viene a Raquel Agúndez desde muy pequeña. Prueba de ello son sus visitas casi diarias al Grupo Covadonga para ir a nadar, hacer crossfit y jugar al pádel. Pero lo suyo es el sentimiento de grupo y el hacer equipo, y quizás es por eso que donde más disfruta es con sus compañeras del Foxes-82, con las que ya ha conseguido cuatro campeonatos de España y un título europeo. También es una habitual en la selección nacional de flag football (sin contacto), donde ha logrado la medalla de bronce en el Campeonato de Europa de 2017, organizado en Las Rozas, y medalla de oro en el último europeo, celebrado en 2019 en Jerusalén. “Es una gran luchadora, siempre está pendiente de todo, de ver si salen subvenciones para poder seguir adelante con el club a la organización”, desvelan sus compañeras.
Esta seguidora del Barça y fan destacada de Leo Messi y la nadadora Mireia Belmonte decidió tomar las riendas de la federación asturiana para lograr que el fútbol americano, ahora con menos de 200 licencias, vaya creciendo en la región. Los pasos a seguir los tiene claros: moverse por colegios para fomentar este deporte y sacar formación técnica para entrenadores y monitores. Nadie en este deporte duda de que Raquel Agúndez se entregará al máximo en esta nueva etapa.
Prueba del esfuerzo y sacrificio, compartido por todas sus compañeras del Foxes-82, es la lucha que desempeñan para poder entrenar esta campeona con títulos europeos. No tienen campo, pues todos los municipales están prácticamente copados por el fútbol. “A veces vamos a Los Pericones, y también en patios de colegios, pero ahora con la pandemia es todo más difícil”, lamentan. Esa capacidad para hacer de la necesidad virtud la aplica esta joven gijonesa de sonrisa sincera a cada proyecto o iniciativa que emprende.
Ejemplo de amistad
Raquel Agúndez, de padre médico de familia y madre enfermera, es antigua alumna del colegio La Corolla. Conserva a todo su grupo de amigas de la niñez, que la definen como el gran nexo de unión de todas ellas, aunque cada una esté en un punto distinto del país, gracias a su capacidad para estar todo el tiempo organizando encuentros y celebraciones, especialmente si son entorno a una buena mesa. Y todo porque otra de las grandes pasiones de la nueva presidenta es la cocina, una disciplina en la que cuentan que triunfa igual que en el fútbol americano. La música y los conciertos –cuentan que son muchas las horas de cola que ha hecho en su juventud para ver a “El Canto del Loco”– están también en su agenda vital, donde no falta espacio para viajar, una afición heredada de sus padres.
Además, Raquel Agúndez ha sacado tiempo también para estudiar Protocolo en ESNE, en Oviedo, a excepción del último curso, en 2013, que lo completó en Madrid. Luego pasó unos meses viviendo en Oxford antes de empezar con el flag football, un mundo que la cautivó que ahora intenta lanzar a lo más alto del deporte asturiano tirando nuevamente de su espíritu de lucha y sacrificio para lograr un nuevo “touchdown”.
