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Las urgencias sanitarias, sobrecargadas por visitas “evitables” y crisis de ansiedad

El personal de Cabueñes pide que el HUCA centralice los casos de covid para que el verano no frene las cirugías: “Hay que reorganizar la plantilla”

Dos sanitarios, a las puertas del Hospital de Cabueñes. | Julián Rus

Aunque el desplome de ingresos por coronavirus ha dado un ansiado respiro al Hospital de Cabueñes, la relajación general motivada por la campaña de vacunación está volviendo a llenar su sala de espera de Urgencias, abarrotada desde hace un par de semanas por la afluencia, en gran parte, por las consultas enfermos leves que no precisan de atención urgente. Los sanitarios, que sí se muestran preocupados por un repunte “notable” de los ataques de pánico y crisis de ansiedad, temen que la desescalada sanitaria, que incluye dejar de hacer pruebas PCR de forma sistemática a enfermos y profesionales, implique problemas ante un aumento en la llegada de pacientes que, de cara al verano, tendrá que compaginarse con una plantilla mermada por el descanso vacacional. “Hemos tenido días en Urgencias con más visitas que en un día normal en época de gripe”, lamentan los profesionales.

El hospital gijonés está intentando dar un acelerón quirúrgico que no acaba de despegar del todo, al menos, según el personal. “Estamos citando a gente pendiente desde inicios del año pasado; con parte del equipo todavía bloqueado en plantas y en UCI covid no se puede hacer más, menos con el verano a las puertas”, lamentaban ayer desde el área de cirugías, que sigue con demoras medias de tres meses.

La pandemia ya no satura al complejo, que ayer amaneció con cinco positivos en planta y otros tres en la UCI, además de cuatro casos sospechosos aislados en la planta baja, pero el personal a su cargo no puede rotar por otros servicios en apuros. Se prevé que esta semana se concrete si el Servicio de Salud del Principado (Sespa) ve viable cerrar las áreas covid del avilesino San Agustín o de Cabueñes, pero al personal de la UCI se les ha informado de que, salvo cambio de planes, los primeros en quedarse como “hospital limpio” serán sus compañeros de Avilés. Cabueñes confiaba en poder haber cerrado ya dos plantas, pero a fecha de ayer solo ha logrado cerrar una, la quinta. “Sin casos covid sería mucho más fácil reorganizar las vacaciones”, opina la plantilla.

La presión al alza en el servicio de Urgencias se centra, en gran parte, en lo que los sanitarios llaman casos “verdes”, que es como denominan a los de nula gravedad. Estos enfermos desaparecieron durante la pandemia por temor a contagios, pero la certeza de que serán atendidos sin cita previa hace que muchos gijoneses prefieran no esperar para ver a su médico de cabecera. “El otro día salimos a la sala para pedir que, al menos, se separasen. Estaba la sala de espera a reventar. Llegamos a atender más de 300 visitas, como en época de gripe. Todo esto es evitable”, comentaron desde el servicio de Urgencias, que ya empieza a notar también, aunque sin aluviones, las primeras intoxicaciones etílicas graves por la reapertura del ocio nocturno. “Se ha perdido el miedo y, si se relajan las medidas, va a haber problemas. Ya nos han vacunado a muchos, pero en el hospital se junta gente muy vulnerable”, recuerdan los profesionales, que piden “paciencia” a los usuarios que no necesiten atención inmediata.

Desde el servicio de atención continuada, que cubre las urgencias de los centros de salud, el personal muestra su inquietud con la salud mental. Refieren los profesionales un aumento “anormal” de avisos por ataques de pánico y crisis de ansiedad. “Y son de las graves, de las que no curas con un diazepam. Muchos casos están vinculados a la pandemia, gente con depresión tras el confinamiento o que ha perdido a un ser querido. Estamos haciendo más traslados a Jove (centro referente para casos psiquiátricos) de lo que sería habitual”, aseguran los trabajadores.

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