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Los vecinos de los barrios degradados, tras el parón de obras: “Es un desastre”

“Si no hay dinero, que lo busquen urgentemente”, exigen los residentes en Contrueces, Monteana, Tremañes y Portuarios ante el colapso del plan

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Los vecinos de los barrios degradados de Gijón claman por sus reformas Ángel González / Marcos León

“Nosotros esto ya no lo llegamos a ver. Y no nos referimos a verlo acabado, sino directamente empezado”. Así se lamentaban ayer Elena Sánchez y Roberto González, vecinos desde hace 41 años de los bloques Monte Areo, en Monteana, por el parón de las obras del plan de barrios degradados, que también afecta a edificios de Contrueces, Tremañes y Portuarios, después de que el Ayuntamiento declarara hace dos días desierta la contratación de las fases 3 y 4. El motivo es que las empresas adjudicatarias no quieren asumir estos trabajos debido a que no les resultan rentables por el crecimiento del precio del material de construcción. “Compramos la casa hace dos años y desde entonces estamos esperando, hay muchas cosas que arreglar aquí”, explica Ana María García, también de Monteana.

En los portales de este vecindario había ayer una nota informativa firmada por la comunidad de propietarios de la urbanización y por la Asociación de Vecinos en la que se comunica que no está previsto que las obras comiencen hasta el próximo año. “Tendrán que elaborarse nuevos estudios en los que se tenga en cuenta las subida de los precios. Los responsables municipales nos han transmitido su compromiso de agilizar el proceso, pero consideran previsible que no haya antes del verano de 2022”, informa la circular.

“Me parece fatal. Las reformas son algo que estábamos esperando como agua de mayo, así que habrá que buscar una solución rápido. Si no hay dinero, que lo busquen urgentemente”, comentaba ayer, molesto, Enrique Crespo, en Contrueces. “Esta situación es algo que podrían haber previsto”, añadía. Otro vecino del barrio, Florentino Fernández, que lleva desde la década de los sesenta en su piso, recordaba que el proyecto “es un desastre”. “Lleva un retraso de varios años”, decía.

Miguel Caraballo, ayer, en Contrueces. | Marcos León

“Los asuntos principales son la humedad y la necesidad de ascensor, aquí viven personas muy mayores que apenas pueden salir de casa”, comentaba José Manuel García, residente del poblado de Inuesa, en Tremañes, otra de las zonas afectadas por el parón. En su caso, el bloque en el que se encuentra su vivienda es el más antiguo de todos y las obras debían haber comenzado por él. “Por culpa de que pasaban unos cables de alta tensión se decidió empezar por los otros, y ahora aquí ya no llegan”, se lamentaba. En estos bloques han sido los propios vecinos los que han ido poniendo en marcha varias mejoras. “Hace 20 años creamos un pozo e instalamos una bomba para achicar el agua que inundaba todo cada vez que llovía”, detallaba. En su edificio también fueron ellos los que instalaron una nueva barandilla para facilitar la bajada por las escaleras, ya que había tramos en los que era imposible agarrarse. Manuel González es uno de los vecinos de Inuesa que vive en un edificio que sí ha sido arreglado. “Quedó todo muy mal, las ventanas son más pequeñas y en los bloques de la parte de abajo de la calle se les inunda el ascensor”, decía ayer.

En una situación similar se encuentran los residentes del barrio de Portuarios. En esa zona, las obras se dividían en tres fases. La primera está completada, pero las otras dos restantes han quedado en el aire. “Lo que queremos es que lo terminen y que no se olviden de nosotros, por algo pagamos impuestos como los demás”, reclama Elena Sáez. Junto a ella, ayer se encontraba María Teresa Cores, quien opina que “la obra ha dejado mucho que desear”. “Estéticamente por fuera quedó muy bien, pero al entrar se ven muchos fallos”, se quejaba, mientras confesaba que tener un bloque de edificios arreglados enfrente de otro sin reformar “es un contraste que queda horrible”.

La polémica llegó ayer también al Ayuntamiento. El concejal de Ciudadanos, Rubén Pérez Carcedo manifestó que “este programa es un pufo fruto de la mala gestión del anterior gobierno que a este se le está atragantando y que está lastrando la capacidad inversora municipal”. La polémica está servida en las zonas más necesitadas de reforma de Gijón.

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