Una ambiciosa batería de medidas busca frenar la soledad en la vejez de la ciudad. Todas figuran en el nuevo plan municipal enmarcado en la campaña “Gijón, ciudad amiga de las personas mayores” que se marca como objetivo, para los próximos tres años, ver cuántos de los 9.054 gijoneses de más de 80 años que viven solos en Gijón necesitan ayuda. El documento, presentado por la concejala Natalia González minutos antes de debatir sus últimos matices en el Consejo de Mayores celebrado ayer, lanza de momento varias líneas de actuación y hasta un proyecto piloto que se prevé poner en marcha con los ancianos de la zona centro, con el que tratarán de localizar y ayudar a aquellos ancianos que necesitan asistencia o compañía. “Ha sido un documento muy participado por las personas mayores, y solo estamos pendientes de los últimos matices, pero ya tenemos claro el enfoque de género. La mayoría de personas mayores que viven solas son mujeres”, señaló la edil.
El plan va más allá de la soledad en la vejez, pero la marca como uno de sus ejes principales a analizar. ¿El motivo? Los números. En el último censo realizado, en febrero de este mismo año, constaban 9.054 gijoneses de 80 años o más que viven solos. Sorprendió a González el sesgo por género: casi 7.000 son mujeres. La ciudad contaba en el mismo mes con 14.548 mujeres de más de 80 años, lo que supone que la mitad de las ancianas gijonesas viven solas. Los 1.684 hombres en su misma situación suponen el 21,69% del total de ancianos varones. “Responde también a la esperanza de vida, que se alarga en las mujeres, pero es un matiz a tener en cuenta”, razonó la socióloga Carmen Cortijo, que supervisó el desarrollo del documento.
Este plan recoge otros datos, como el distrito Este es el que cuenta con más población mayor de 65 años (15.998 personas del total de 72.699 que habitan la ciudad), así como que la “masiva pérdida de población joven” y la baja natalidad incrementarán estas tasas de población envejecida en los próximos años. En cuanto a la batería de medidas, se plantean una treintena de objetivos y más de cien actuaciones concretas, todas dividas en ocho áreas: espacios al aire libre y edificios, transporte, vivienda, respeto e inclusión social, comunicación e información, empleo y participación y servicios sociales y salud. El campo de actuación es amplísimo, y va desde plantear el retiro de alcorques de los árboles y revisar la ordenanza de terrazas para eliminar obstáculos hasta contratar a más psicólogos en centros de salud y crear la figura del especialista en gerontología.
Aclaró la concejala que algunas medidas ya se han implantado, como el refuerzo de la policía de proximidad, y que otras están aún en vías de desarrollo. De estas últimas, figura un proyecto piloto que se prevé poner en marcha en la zona centro de la ciudad. Ahí se pondrá a prueba cómo crear una red de cuidados y asistencia a este grupo de población. “Queremos ver cómo desde Servicios Sociales podemos facilitar la conexión entre personas mayores. Esta zona presenta un envejecimiento importante”, señaló González. Tanto ella como Cortijo, no obstante, piden aclarar el concepto de la “soledad no deseada”. “Muchos mayores viven solos y están bien así”, recordó la socióloga. De ahí que el simple conteo de los 9.000 ancianos no baste, y que el reto ahora se centre en detectar quiénes sufren alguna necesidad.
La hoja de ruta incluye, también, medidas de seguridad y prevención. El plan plantea, por ejemplo, instalar detectores de incendios en las viviendas de mayores que aún no los tengan, así como otro proyecto piloto que buscará cómo diseñar “dispositivos de control de movimiento dentro de las viviendas” dentro del programa de Teleasistencia y que podría ayudar a detectar precozmente caídas en casa. El plan de actuación proyecta también seguimientos mensuales a estos mayores, hacer un barrido de visitas a sus domicilios para detectar casos que precisen de la intervención de Servicios Sociales y remitir al Servicio de Prevención de Incendios y a Salvamento el aviso de que comuniquen cualquier intervención domiciliaria que les haga sospechar de una situación de riesgo.
El proyecto incluye también líneas de actuación más generales, como “potenciar el acompañamiento en el municipio, ya que las personas mayores prefieren quedarse, siempre que sea posible, en sus casas y en sus barrios”, crear “programas tutelados que promuevan el uso compartido de su hogar” –cada vez más de moda bajo el denominado concepto “cohousing”– y fomentar programas de voluntariado con mayores en las escuelas, en las que se enseñará a los pequeños valores de respeto a los mayores.
Se creará, asimismo, una “red de comercios amigables”, que también ayudarán a avisar a Servicios Sociales cuando detecten a un cliente que encaje con el perfil de soledad no deseada en la vejez. Se fomentará que estos mayores que viven solos tengan mascotas y que puedan participar en actividades culturales y de ocio en grupo, para evitar su aislamiento, para lo que contarán con el apoyo del tejido asociativo local. Y se adaptarán, por último, las bibliotecas, para que tengan libros con fuentes más grandes y más audiolibros. “Es un plan ambicioso”, reconoció Cortijo.
Atención presencial y buzoneos para evitar la brecha digital
El plan municipal de acompañamiento a mayores incluye un apartado que implica a la administración pública: la brecha digital. Conscientes de que todos los trámites digitalizados en los últimos años se han vuelto inaccesibles para muchos ancianos, el Ayuntamiento volverá en parte a lo analógico, garantizando que todas las entidades presten al menos asistencia telefónica, recuperando las campañas de buzoneos publicitarios para quienes no manejen internet y fomentando, en medida de lo posible, canales de comunicación presencial para poder asesorar y acompañar a usuarios no digitales en la tramitación de gestiones relacionadas con la administración pública.
