Hoy me adentraré en el maravilloso mundo de los productos de belleza y su prescripción. Cuánto nos atraen los cosméticos. Hay tanto donde escoger, productos tan atractivos, resultados irresistibles ... Soy la primera a la que le cuesta no sucumbir a la tentación, lo confieso. Porque está claro que lo que quiere la industria es que compremos. La venta por encima de todo.

He analizado miles de neceseres en mis años de profesión, y en base a ello saco muchas conclusiones. Muchas veces se acumulan cosas en el baño, y ya no sabemos ni cuándo ni para qué los compramos. Algunos productos decepcionan, otros enamoran, algunos no sabéis como usarlos, o en qué momento de la rutina aplicarlos, otros se acaban y no dudas en reponerlos ... Hay muchos factores alrededor de la industria cosmética, incluidos los factores lujo y glamour. Muchas personas se sienten verdaderamente atraídas por ello porque hay mucho de “capricho” en la adquisición de cosmética.

La piel es un órgano, cuidémosla como tal

Pero ahora me vais a permitir ponerme seria: la piel es un órgano. Si yo pienso en cualquier otro órgano, no se me ocurre aplicarme algo porque esté de moda, haya leído que es muy bueno, o eséì considerado como artículo de lujo. Se debe escoger un producto para cubrir las necesidades de nuestra piel y, como punto secundario, valorar el poder organoléptico de la cosmética. Esto significa que, además del efecto, te gusten su textura, aroma, las sensaciones que produce en ti aplicarlo ... Ocurre los mismo con la comida. Primero tendríamos que buscar alimentos que cubran los requerimientos y las necesidades nutricionales de nuestro cuerpo para el buen funcionamiento de este, y dejar como algo secundario el que te guste mucho y genere placer comer. Pero no siempre pasa. Y qué importante es.

Mi labor como profesional es evaluar, informar y asesorar

El mundo de la cosmética es mucho más complicado de lo que parece. Que yo explique productos interesantes o de gran calidad, en artículos como este, o en redes sociales, por ejemplo, no va a salvar tu piel. Para eso se necesita asesoramiento del profesional que conoce tu piel y sus necesidades. Para mi vender es evaluar e informar, asesorar. Y para eso no se necesitan dotes comerciales, que sì son imprescindibles en muchos otros ámbitos de venta de cosméticos. Se necesitan buenos conocimientos profesionales y del producto. Mi labor es detectar las preocupaciones de cada persona, analizar su piel, identificar el origen de “su problema” y encontrar el tratamiento perfecto para ello, tanto en cabina como domiciliario. Una de las grandes ventajas de mi trabajo es que permite, durante los tratamientos, ver las respuestas de la piel a la aplicación de cada producto y las diferentes manipulaciones o aparatología empleadas. Y esa información es crucial. Es un verdadero diagnóstico de piel, importantísimo a la hora de elaborar una rutina domiciliaria.

A partir de ahí, entra en juego la credibilidad, que para mi va ligada totalmente a la coherencia. Y la coherencia en estos tiempos es complicada, porque tendemos a lo fácil, y cuesta mantener los valores en este sector. El mundo cambia rápidamente y estamos sujetos a tendencias y modas. Pero mantenerse fiel a los valores y principios de cada cual, evidentemente evolucionando, otorga toda la credibilidad.

Muchas veces me he esforzado por diagnosticar, explicar, argumentar y, después, ha sido otro quien se ha llevado los frutos de todo ese trabajo a través de un simple clic en una venta online, por ejemplo. Cuantas marcas cosméticas se dirigen directamente al público final, sin tener en cuenta a todas aquellas profesionales que damos a conocer y ensalzamos su nombre y, además, nos esforzamos en encontrar la mejor solución a su piel. ¿Lo habíais pensado alguna vez? En esos casos me paro, respiro, y me digo, lo estás haciendo bien, Estela. Prefiero que me decepcionen los demás que decepcionarme a mi misma.

Las recomendaciones universales no funcionan. Lo veo clarísimo en mi trabajo porque la cosmética y los tratamientos son un claro ejemplo. Y, sin embargo, yo misma caigo en esa trampa en otros temas que no son de mi especialidad. Quieres una receta infalible sobre ejercicio físico, la educación de tus hijos, alimentación ... Pero no hay atajo sin trabajo, y en cuestión de belleza, tampoco.

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