Un mínimo de 200 plazas repartidas en dos niveles bajo la plaza de la estación conforman la pieza del aparcamiento subterráneo que se incluye dentro del proyecto de intermodal en Moreda. Puede ser una pieza menor dentro de una infraestructura donde el protagonismo lo tiene el transporte público, tanto trenes como autobuses, pero tiene su importancia de cara a favorecer ese concepto de intermodalidad y, de paso, apoyar la nueva red de aparcamientos que se quiere impulsar a lo largo de toda la ciudad para minimizar el tránsito con vehículo privado por el casco urbano.
Tal y como se fija en uno de los anexos del estudio informativo de la estación intermodal en Moreda el aparcamiento se organizará en dos plantas, con una dotación de unas 200 plazas, 110 plazas para rotación con tres de ellas reservadas y adaptadas a personas de movilidad reducida y cuatro plazas para vehículos eléctricos. Se dispondrán además, se sigue describiendo en el informe, de otras 45 plazas que se reservarán para alquiler de vehículos y de otras 45 para los empleados de la estación.
En todo caso son cifras de mínimos que se ajustarán cuando se elabore el proyecto constructivo de la estación. De hecho, en otros documentos del largo proceso de tramitación de la intermodal si planteaba un parking de 250 plazas. Cifras esas, entre 200 y 250, que están muy lejos de las 800 plazas que se estipulan para el aparcamiento en altura que el Principado quiere hacer en la avenida de Portugal aprovechando dos millones de euros de fondos europeos. No muy lejos del complejo de la intermodal.
El boceto de Moreda ubica el aparcamiento subterráneo debajo del edificio de viajeros con conexión al vestíbulo de ese inmueble y accesos desde la calle. La urbanización del espacio en superficie alrededor de la estación debe generar una plaza delantera con, se dice en el estudio informativo, “zonas de estancia, salpicadas de mobiliario urbano y vegetación” y nuevos viarios perimetrales pero también una serie de zonas de aparcamiento de taxis para cinco vehículos que permitan que en el entorno puedan estar quince taxis en espera de forma simultánea.
El estudio informativo que analizó la opción de Moreda para ubicar la intermodal –alternativa que acaba de ser elegida como definitiva lo que supone dejar en la cuneta la intención de ubicarla frente al Museo del Ferrocarril como se había decidido en 2019– también deja claro que en esa plaza debe reservarse espacio para ubicar paradas urbanas de autobuses y aparcamiento para autocares de transbordo para casos de incidencia de la red ferroviaria.
Más zonas de la plaza: espacio para la bajada de viajeros que accedan en coche particular a la estación, zona de carga y descarga para dar servicio a las operadoras de tren y autobuses y a los locales comerciales del complejo y una zona de aparcamiento privativo para ambulancia y vehículos de emergencia. A todos estos elementos a tener en cuenta se suma la previsión de habilitar espacios de aparcamiento para, como mínimo, 25 bicicletas y 25 motocicletas.
El Polígono se activa ante las dudas sobre el nuevo parking en altura
Si en Moreda se plantea un parking bajo tierra en la avenida de Portugal se trata de aprovechar el actual aparcamiento en superficie para generar uno en altura de dos niveles. Algo, que a falta de más datos, no gusta a los vecinos de los bloques del entorno. Estos afectados de primera línea tienen esta tarde una cita con la asociación de vecinos del Polígono, cuyo presidente, Manuel Cañete, lo es también de la Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón. Mientras, en el Ayuntamiento siguen los movimientos políticos por la intermodal. El edil Rubén Pérez Carcedo ha vuelto a recordar que Ciudadanos no firmará ningún nuevo convenio sin tener claro antes como se financia la operación.
