"La música clásica está mucho más inmersa en la sociedad de lo que la gente piensa. En ocasiones hay un cierto temor a no comprenderla, ya que es una música sobre la que se cree que uno tiene que entender para poder disfrutarla, pero nada más lejos de la realidad". Bajo esta declaración de intenciones –palabras del violinista asturiano Aitor Hevia– llega a Gijón Cuarteto Quiroga, quienes pondrán todo sobre el escenario del Teatro Jovellanos en su actuación de hoy, a las 20.00 horas, enmarcada en la programación de conciertos de la Sociedad Filarmónica de Gijón, inaugurada el pasado 5 de octubre con el "Réquiem" de Mozart y la presencia del presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón. "Podemos asegurar que fue el concierto más exitoso de la historia reciente de la Filarmónica", celebraba ayer Antonio Hedrera, presidente de la sociedad.
La primera parada de dos de los integrantes de Cuarteto Quiroga –los violinistas Aitor Hevia y Cibrán Sierra– fue ayer en la Antigua Escuela de Comercio, para ofrecer un encuentro presencial con varios interesados en ahondar más en su repertorio y esclarecer lo que el público gijonés se encontrará hoy durante la actuación. Con ambos músicos a los violines, con Helena Poggio al violonchelo y con Josep Puchades a la viola, los asistentes al Teatro Jovellanos se encontrarán con "dos de las grandes obras icónicas del Romanticismo alemán escritas para cuarteto de cuerda", compuestas por el músico alemán Johannes Brahms. "Son dos obras esenciales para entendernos a nosotros mismos como europeos, ya que definen a la perfección lo que era el espíritu del Romanticismo", comenta –violín en mano– Cibrán Sierra, quien celebra tocar en la ciudad de "uno de los grandes precursores del pensamiento romántico nacido de la Ilustración", en referencia a Jovellanos. "Es poner en diálogo dos grandes mentes nacidas de la Ilustración", apunta el violinista.
En su repertorio, Cuarteto Quiroga busca una cuidada selección de temas a caballo entre lo clásico y la contemporaneidad. En el caso del concierto de hoy la balanza caerá hacia el primero de los lados, pero entre su armamentística musical también contemplan partituras del hoy que "darán a conocer lo que será la sociedad del mañana". En este sentido, Aitor Hevia rompe una lanza en favor de la expresión musical clásica, asegurando que su inmersión de esta disciplina en la sociedad "es mayor de lo que la población piensa". "Uno cuando ve una película, por ejemplo, se encuentra con que está inundada de música clásica y no sabemos que es clásica porque estamos viendo una película. El vínculo que existe es mucho más grande de lo que uno se puede llegar a pensar", argumenta el músico, quien invita a "escucharla sin prejuicios" y anima al público a "que vaya más a los conciertos sin ningún tipo de miedo, solo a disfrutar".
Disciplina y regularidad
La disciplina y la regularidad son dos virtudes, comenta Cibrán Sierra, en las que se fundamenta el día a día de Cuarteto Quiroga. Con sus cuatro integrantes afincados en Madrid entre concierto y concierto, su rutina pasa por ensayos conjuntos en el Museo Cerralbo –del que son cuarteto residente– más un importante trabajo individualizado. "Tratamos de hacer las cosas poco a poco con mucho cariño, cuidado, disciplina y regularidad", señala el violinista: "Los cuatro cultivamos día a día un producto con el mayor de los cariños para ofrecérselo al público de la manera más honesta, personal y elocuente posible".
Tras la actuación de hoy en el Teatro Jovellanos, la programación de la Sociedad Filarmónica de Gijón quedará paralizada durante unos días hasta el próximo concierto del 2 de noviembre, que correrá a cargo de Quinteto Ventart. Un grupo de viento formado por los intérpretes Myra Pearse, Juan Ferriol, Andreas Weisgerber, Vicent Mascarell y José Luis Morató.
