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Mónica García Martínez Gerente de Cementerios de Gijón (Cegisa)

"El bosque de cenizas de Deva tiene gran aceptación, un 50% más de solicitudes"

"La congelación de tarifas es un problema; los gastos están subiendo y el presupuesto estará muy ajustado, con posibilidad de tener pérdidas"

Mónica García, en el bosque de cenizas del cementerio de Deva. ANGEL GONZALEZ

La retirada de las ordenanzas fiscales por imposibilidad del gobierno local de alcanzar un acuerdo con otros grupos de la oposición, no solo ha supuesto un perjuicio económico para Emulsa y la Empresa Municipal de Aguas (EMA), también para la sociedad mixta municipal de Cementerios Municipales (Cegisa), que aspiraba a incrementar un cinco por ciento sus tasas tras siete años congeladas. El incremento de costes llega tras las mejoras de conservación realizadas en los últimos años y el "considerable" incremento de los costes de construcción de las unidades de enterramiento. Mónica García Martínez (Gijón, 1970), gerente de Cegisa, que gestiona los cementerios municipales (Ceares, Jove, Tremañes, Somió, Cenero, Cabueñes, Baldornón y Deva), advierte que el presupuesto para el próximo año “va a estar muy ajustado”.

–¿Hay preocupación al no poder incrementar un cinco por ciento las tarifas?

–La congelación de las tarifas es un problema real, porque los gastos están subiendo mucho. El presupuesto va a estar muy muy ajustado, incluso, con posibilidad de tener pérdidas. Llevábamos con las tasas congeladas de 2015, y con un IPC acumulado superior al 19 por ciento, por eso, al final, subirlas un cinco por ciento no nos parece tanto. Ahora, al no salir adelante las ordenanzas fiscales, tendremos que pedir un crédito para la ampliación de la calle 6 en el cementerio de Deva. Los tipos de interés están subiendo y será difícil de cubrir, salvo que se incrementen los servicios de una forma muy grande, pero no creemos que eso vaya a ocurrir.

–¿Por qué han subido los gastos en los cementerios?

–En la construcción, mantenimiento, sueldos… En general lo estamos notando en todo. Los costes que más aumentan son los directos, entre ellos los de mantenimiento. Los cementerios antiguos requieren muchas labores de mantenimiento y, además, son poco agradecidos, porque no se ve mucho. Deva ya tiene más de veinte años, y las labores también aumentan.

–¿Qué labores de mejora tienen previstas?

–Tenemos previsto crear una nueva fase de urnas en Deva en cuanto pase Difuntos. En el presupuesto del año que viene está previsto ampliar la calle 6, con cerca de 500 urnas y ocho criptas. Estamos ampliando las unidades de enterramiento más relacionadas con las cenizas. También estamos terminando ahora la ampliación del bosque de cenizas y queremos, más a largo plazo, utilizar una nueva parcela en Deva para ampliar el bosque de cenizas, pero está en ciernes el proyecto.

–¿Están teniendo mucha demanda los árboles?

–La opción del árbol está teniendo mucha aceptación. Es lo que más subidón ha experimentado en los últimos años. En concreto, las peticiones se incrementaron un 50 por ciento. Las familias pueden enterrar alrededor del árbol todas las cenizas que ellos quieran y es una opción que está calando. Antes de 2020 se estaban adjudicando 17 o 18 y ahora rondamos los 40. Es muy demandado.

–¿Cuál es la situación actual de los cementerios municipales?

–Este año se ya se ha acercado bastante a lo de antes de la pandemia. Pero hay cosas que han venido para quedarse tras el covid. La gente sigue viniendo de forma escalonada cuando se acerca el día de Todos los Santos, ya no lo dejan todos para el día 1, desde hace una semana ya estamos notando más visitantes. Ha quedado esa costumbre tras la pandemia. Y respecto al cementerio en sí, sigue la tendencia de los últimos años, cada vez notamos más el incremento de incineraciones y percibimos más que las cenizas vienen a descansar a los cementerios. Eso es lo que queríamos, que las cenizas no acaben en cualquier sitio, porque los cementerios municipales tenemos muchas opciones, incluso gratuitas.

–¿Se nota el aumento de incineraciones?

–En Deva, en lo que llevamos de año, estamos teniendo un 60% de inhumaciones de cadáveres y un 40% de inhumaciones de cenizas. Calculamos que para finales de 2023 habrá más cenizas que cadáveres en Deva. En general, rondamos ya cerca del 80% de incineraciones. Es la tónica general en toda España, pero es cierto que la cultura de incinerar en el norte del país viene ya de lejos. Aquí se empezó antes.

–Ahora está de moda de llevar las cenizas al mar de forma regulada. ¿Lo perciben?

–Sabemos que hay una empresa especializada que los lleva a altamar. Hay que hacer las cosas bien, no puedes llegar y lanzarlas desde un acantilado, ni llegar a un parque y tirarlas. En Gijón tenemos dos sitios gratuitos, que son la ladera y el pebetero, que están en un sitio adecuado para ello, para esparcir las cenizas. Notamos que cada vez vienen más, no sé si es por concienciación o porque como insistimos más la gente se va enterando de las opciones.

–¿Con la pandemia percibieron un incremento de trabajo?

–En el año 2020 sí. Hubo un 23% más de inhumaciones que el año anterior, especialmente a partir de octubre, noviembre y diciembre.

–¿Cuáles son los retos?

–La idea es crear cementerios vivos. Sitios adecuados para descansar todos, pero al que la gente le apetezca venir. Antes había costumbre de ir a los cementerios, pero era algo lúgubre. Hay que cambiar esa mentalidad, ahora se hacen muchas actividades más allá del culto a los muertos. En Granada, por ejemplo, se hacen hasta conciertos. Nosotros queremos seguir con el mantenimiento de los cementerios y sacar adelante la ampliación de la calle 6. Y conseguir que los fallecidos vengan a nuestros cementerios y al parque de cenizas. El objetivo es lograr que la gente que venga se sienta cómoda.

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