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Dolores Ruiz Berdún Profesora universitaria y matrona, participó en una jornada sobre embarazos en el Centro Municipal de El Llano

"En España hay un exceso de cesáreas sin necesidad médica"

"Los colegios médicos no reconocen la violencia obstétrica, pero nuestro país ya tiene dos condenas de Naciones Unidas por ello"

Dolores Ruiz Berdún

La madrileña Dolores Ruiz Berdún, de 58 años, trabajó durante seis como enfermera antes de especializarse como matrona, labor que desempeñó durante casi dos décadas. Desde 2013, es profesora universitaria de Historia de la Ciencia, en la Universidad de Alcalá de Henares, de la que ahora además es vicedecana. Ayer, participó en los XV Encuentros sobre Embarazo, Nacimiento y Puerperio que se celebraron en el Centro Municipal de El Llano organizados por la asociación de mujeres de apoyo a la lactancia materna Amamantar. Ruiz Berdún presentó en estas jornadas su último libro, "Historia de las matronas en España".

–¿Por qué este libro?

–Es un proyecto que tenía en mente desde hace años. Cuando hice la tesis doctoral me di cuenta de que no había ningún libro sobre la historia de las matronas en España, algo bastante singular, porque en casi todos los países de nuestro alrededor sí los hay. Parece mentira que siendo una profesión tan antigua la de matrona, sea tan desconocida para la mayor parte de la población. Mucha gente no sabe lo que hace una matrona, que no sólo hace atención al parto, sino a muchas cosas más de la salud reproductiva y sexual de las mujeres.

–¿Y cómo es la historia de la profesión?

–La verdad es que la historia de la profesión es un poco triste, porque es una pérdida continua. Un periodo positivo fue el de las primeras décadas del siglo XX y, especialmente, la Segunda República, en la que las mujeres estuvieron mejor consideradas y como la de matrona es una profesión femenina, fue una buena época. Como época fea fue justo después de la Guerra Civil, porque tanto durante la guerra como durante la dictadura hubo mucha represión contra las matronas.

–¿Por qué?

–Porque se las consideraba un poco peligrosas debido a que podrían tener una influencia en las mujeres que no le gustaba a la dictadura. Sufrieron represión y cárcel como otras muchas personas en España. En su caso porque eran personas significativas en sus puestos de trabajo y muchas veces a las matronas se las ha relacionado también con los abortos y las había que eran muy reivindicativas. También las había más afines a la dictadura que no fueron perseguidas. Pero es muy significativo que en algunos sitios a la única mujer que mataron era matrona.

–¿Cuál es ahora la situación de la profesión?

–Está bastante mal. Con el sistema nuevo que tenemos de formación, que es una especie de formación más o menos de lo que es la especialidad en medicina, se forman muy pocas matronas cada año y van a ser insuficientes para cubrir las jubilaciones que se van a producir. Las antiguas escuelas de matronas estuvieron cerradas ocho años desde 1987, con lo que no salió ninguna promoción en ese tiempo. Ya quedó bastante mermada la profesión entonces y dentro de poco se van a jubilar las promociones anteriores a 1987. Además, como somos pocas, tampoco estás muy valorada ni por los sindicatos ni por el colegio de enfermería. En Madrid, por ejemplo, una matrona de Atención Primaria gana menos que una enfermera pese a que tiene dos años más de formación, lo cual sería inconcebible en el caso de un médico especialista. Hay algo que falla.

–¿La falta de profesionales es sólo un problema a futuro?

–En España, ahora ya tenemos una ratio de matronas muy baja; hay menos de las que debería. Y tampoco están en todos los sitios en los que deberían estar, como en las plantas de puerperio o en las de embarazo patológico o en todo lo relativo con salud reproductiva en atención primaria.

–En las jornadas han hablado sobre violencia obstétrica. ¿Qué es?

–Una violencia que se ejerce hacia las mujeres durante el proceso reproductivo, fundamentalmente el parto, y que no es aceptada por algunos colectivos profesionales, como por ejemplo los colegios médicos. Pero Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud ya han reconocido la violencia obstétrica. De hecho, hay dos sentencias contra España de Naciones Unidas por dos casos de violencia obstétrica.

–¿Se refiere a malas praxis?

–La mala praxis es individual, pero la violencia que sufren las mujeres en los partos es institucional, minimizando sus deseos, infantilizándola y dejando de lado lo que ella opine. No es la praxis de una persona, es que todo el sistema está preparado para atender más a las necesidades de la institución que a las de la mujer.

–¿Por ejemplo?

–Hay muchas dimensiones de la violencia, puede ser psicológica, física o utilizar prácticas innecesarias, como puede ser una cesárea. En España tenemos un exceso de cesáreas importante, cuando a veces se opta por ellas no por necesidad médica, sino porque los profesionales no se complican la vida y les viene mejor hacer una cesárea que esperar un parto normal. También está que no se respetan los deseos de la mujer, vengándose incluso.

–Explíquese.

–Cuando la mujer pide un plan de parto, que es una carta avalada por el Ministerio de Sanidad, en el cual la mujer durante el embarazo dice que si se puede le gustaría que se respetasen ciertas cosas, como la no separación de madre y bebé después del parto o que si es posible no se le haga el corte que se hace en la vagina para determinados partos. Muchas veces hay mujeres que llevan un plan de parto y lo que consiguen es todo lo contrario: "tú traes un plan de parto, pues ahora de vas a enterar". No digo que lo hagan aposta, pero parece que todo sale a veces peor si tú quieres ciertas cosas en tu parto. La institución está muy centrada en sus necesidades, en vez de en la de las personas. No sólo en este ámbito. Por ejemplo, los horarios de comidas que hay en los hospitales no son los que se tienen en una casa, ¿por qué? Por las necesidades del hospital, de los horarios de las cocinas y los horarios de los profesionales. No son las personas las que están en el centro, sino otras necesidades institucionales.

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