De aula en aula | Un recorrido por los centros educativos de la ciudad

El Santo Ángel innova a ritmo hawaiano

El centro sustituye la flauta dulce por el ukelele para sus clases de Música: "Podemos tocar canciones más modernas"

Pablo Palomo

Pablo Palomo

"1,2,3,4 y..." Diego Torrecilla, el profesor de Música del colegio Santo Ángel, marca el compás y entonces 25 ukeleles de colores comienzan a rasguear los primeros acordes de "Riptide", el popular tema del artista australiano James Gabriel Keogh, más conocido como "Vance Joy". No se trata de un día especial. Es una clase como otra cualquiera. Pero es la prueba de que, a veces, para innovar tampoco hace falta poner en marcha complejos mecanismos ni metodologías. Sino tener una idea simple, sencilla, buena y saber aplicarla. Y eso es precisamente lo que han hecho en el colegio Santo Ángel: han cambiado las tradicionales flautas dulces por ukeleles para sus clases de Música. Los alumnos aprenden así a un ritmo mucho más agradable y cálido. Y hasta hawaiano, ya que el ukelele procede de Hawai. El resultado es un verdadero éxito. "Nos gusta más porque podemos tocar canciones más modernas y conocidas", destacan los alumnos.

Para los que no lo sepan, un ukelele viene a ser como una guitarra en miniatura, pero con cuatro cuerdas. La idea de utilizar este instrumento viene de la pandemia. Con el coronavirus rondando, tocar la flauta no era muy buena idea por la saliva y el riesgo de contagios, así que el departamento de Música del colegio gijonés se puso manos a la obra para darle una vuelta al tema. Lo cuenta Torrecilla, uno de los profesores del centro. "Elegimos el ukelele porque es un instrumento sencillo, pequeño, versátil y, como la flauta, es económico", explica. "A todo ello hay que sumarle que permite que los pequeños puedan tocar canciones más conocidas que con la flauta", añade.

El profesor Diego Torrecilla, impulsor de la iniciativa. | Ángel González

El profesor Diego Torrecilla, impulsor de la iniciativa. | Ángel González / Pablo Palomo

La idea marcha con éxito. La han aplicado por ahora de cuarto a sexto curso de Primaria. El Santo Ángel imparte clase en niveles desde Educación Infantil y hasta Secundaria. Los alumnos, aunque alguno reconoce que añora la flauta, están mayoritariamente encantados. Otro punto positivo para el ukelele es que permite cierta creatividad, porque se puede comprar de varios colores. El de Julia Muñoz, una alumna, es azul claro, su color favorito. "Con este instrumento podemos tocar cualquier tablatura y cualquier canción", confiesa la estudiante, que también es hábil al piano. "Las canciones que más me gustan son las que tienen más ritmo", apostilla. El de Inés Guzmán es rosa y se lo trajeron los Reyes Magos. "Aunque a mí la flauta también me gustaba, el ukelele es divertido. Me gusta poder tocar canciones en inglés", dice. Lo mismo cree David Fernández, otro alumno. "Prefiero el ukelele a la flauta por las canciones que podemos tocar", dice.

La estructura de las clases en el Santo Ángel favorece la integración y el trabajo en el equipo. El ukelele lo tocan con absoluta maestría alumnos con capacidades educativas diferentes. Las clases son dinámicas. Alejadas de lo tradicional, de las sesiones magistrales. "Lo primero que hacemos es enseñarles las parte melódica, que sepan qué nota es cada cuerda, como funcionan los trastes y luego les enseñamos los acordes", desgrana Torrecilla. "También hacemos clases invertidas, trabajando por grupos y corrigiéndose entre ellos", añade. "En esto también cuenta la habilidad del profesorado para poder engranar bien las nuevas metodologías", matiza Sara García, la directora del Santo Ángel.

Alumnos del Santo Ángel, tocando el ukelele durante una clase de Música. | Ángel González

Alumnos del Santo Ángel, tocando el ukelele durante una clase de Música. | Ángel González / Pablo Palomo

Hay otra ventaja que es muy importante. Todo aquel que haya tocado la flauta dulce sabe que es un instrumento sencillo de tocar pero muy complicado de dominar. Es fácil desafinar con el, lo cual no es muy agradable. Y tiene notas que son complejas, como el do grave, en la que hay que tapar todos los agujeros para que suene bien.

Con el ukelele, para tranquilidad de los profesores (y de las familias en casa) eso no pasa. Su sonido es mucho más armónico, cálido y hasta cariñoso. Con lo cual, todo ventajas para el Santo Ángel que ha demostrado que a veces para innovar solo hace falta tener una muy buena idea y hacer con ella como con el ukelele, que suene bien.

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