La plazuela, descafeinada sin su terraza

Los paseantes lamentan el cierre del espacio tras resolverse el contrato del gestor con el Ayuntamiento: "Daba vida"

Plazuela San Miguel, con el antiguo kiosco cerrado.

Plazuela San Miguel, con el antiguo kiosco cerrado. / JUAN PLAZA

Sergio García

Fue ayer un domingo "descafeinado" en la plazuela de San Miguel. Lucía el sol en un día de lo más primaveral, pero faltaba algo: la terraza de El Cafetón, que ha desaparecido del céntrico espacio hasta nueva orden tras la resolución del contrato, de mutuo acuerdo, entre el Ayuntamiento y el hostelero Álex López, propietario del negocio. Desde el verano de 2019, López explotaba el quiosco de la plazuela como terraza en una concesión por ocho años que, finalmente, quedarán en cuatro. El canon anual, de 60.000 euros, no la hacía rentable.

"Cambiaron las costumbres de consumo, antes vendíamos copas hasta tarde", explica Álex López. La pandemia trastocó todos los planes. "Es una pena porque fue una inversión fuerte", señala. El empresario gijonés admite que, en ocasiones, "los sentimientos hay que dejarlos a un lado". Eso sí, si se presenta la oportunidad en unas condiciones económicas viables, "peleará" por la terraza, siempre y cuando el valor de mercado se ajuste a la nueva realidad hostelera. "Ahora la plaza parece más oscura", lamenta.

Una sensación compartida por los vecinos del entorno y los habituales de la plazuela de San Miguel. "Había más vida en la zona cuando estaba la terraza", comenta David Álvarez, que suele frecuentar el lugar. Vecino de Nuevo Roces, se muestra comprensivo con la decisión de la gerencia de "El Cafetón". "Con esas tasas, es normal que no salga rentable", subraya.

"Me da mucha pena, era un clásico", sostiene Gloria González, que reivindica que debe "ayudarse al comercio". "Sin ella, se nota mucho vacío, daba alegría. A los turistas les encantan las terrazas y este es un sitio emblemático", expresa González. "No estorbaba, había un gran ambiente", apunta Begoña Falla, de El Coto. Su amiga, Victoria Vega, residente en El Llano, opina de manera similar. "Falta vida por aquí sin terraza, estaba llena de gente", espeta Vega. Carmen Mejías conoce la faceta hostelera de primera mano. Su padre tenía una cafetería en la calle Corrida. No le agrada la ausencia de la terraza. "No me parece bien, daba mucha animación, sobre todo en días de buen tiempo", observa Mejías.

"Estaba mucho mejor con la ‘terracina’, había más movimiento por la zona", cuenta María del Rosario Menéndez, que solía tomar algo junto a su marido, Jesús Bra, en uno de los espacios con más "solera" del entorno. Álex López aún tiene que entregar las llaves de una terraza cuyos bártulos llevan recogidos varios días, dejando al "Cafetón", y a la plazuela de San Miguel, sin uno de sus buques insignia.

Suscríbete para seguir leyendo