Muchas curvas en la carrera electoral de Gijón: así llega la batalla más dura en las urnas de la región

La igualdad entre los bloques de la izquierda y la derecha a ocho semanas de votar marca la precampaña

Una carrera electoral con muchas curvas

Una carrera electoral con muchas curvas / Eloy Méndez

Eloy Méndez

Eloy Méndez

La sensación de que la Alcaldía de Gijón se va a decidir por un puñado de votos, bien a favor del bloque de izquierdas o bien a favor del bloque de derechas, se ha extendido en las últimas semanas como una mancha de aceite por los equipos de campaña de los principales candidatos. Lo revelan los sondeos que varios tienen ya entre sus manos, pero también las impresiones a pie de calle de una ciudad que está a punto de poner el punto y final al mandato municipal más polarizado de su actual etapa democrática. "No hay nada perdido ni ganado", confesaba esta semana un miembro de la ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana (FSA) en un corrillo de un concurrido acto. Los 57 días que quedan para que abran los colegios electorales serán de todo, menos un trámite.

Nadie oculta en el PSOE de Gijón que la cita con las urnas de mayo es una de las más complejas, sino la que más (2011 y 2015 incluidos), de su historia reciente, entre otros motivos, porque la marca no se encuentra precisamente en la cresta de la ola a nivel nacional. Las diferencias llegan a la hora de explicar las causas del desgaste en clave local. Para la dirección que lidera Monchu García, la etapa protagonizada en el Ayuntamiento por la todavía alcaldesa, Ana González, y su socio de gobierno de IU, Aurelio Martín, ha irritado a amplias capas de la sociedad, también progresistas, especialmente por las medidas tomadas en torno a la movilidad y, sobremanera, por las formas para ejecutarlas. Por contra, otros sectores del partido, ahora en calma, culpan al propio secretario general de favorecer la erosión por haber tensionado a la militancia, a ojos de toda la ciudadanía, con el proceso de primarias para defenestrar a la regidora, que desembocó en la elección del independiente Luis Manuel Flórez, "Floro", como aspirante.

Lo cierto es que las cuitas internas están presentes en la campaña socialista. Los choques de la candidatura con el Ayuntamiento a cuenta de las propuestas electorales están siendo constantes: ocurrió con la reordenación de las líneas de Emtusa, con el plan de aparcamientos de La Calzada, con el reglamento de laicidad y, esta semana, con la planta de pirólisis de El Musel. Aún así, hay tres factores objetivos que permiten a los socialistas afrontar con optimismo el desenlace: muchos de sus votantes en los distritos Oeste, Sur y El Llano suelen movilizarse a última hora cuando la derecha se acerca al poder; la Casa del Pueblo es una maquinaria experimentada y capaz de dar batalla incluso en momentos delicados; y la debilidad de Podemos y Ciudadanos les puede ayudar a arañar votos a diestra y siniestra. Sabido esto, en el PSOE no hay demasiado margen para el error y antes o después tendrá que saltar al campo a disputar el balón con un candidato debutante.

Sea como sea, Floro tiene muchas papeletas para ser el vencedor el 28M, pero necesitará, llegado el caso, apoyos de otras formaciones para lograr el bastón de mando. Podemos e IU se presuponen sus aliados naturales, aunque la postura de la Casa del Pueblo en asuntos como la movilidad o la laicidad amenaza con dificultar hipotéticos pactos. La situación de estas formaciones a la izquierda del tablero tampoco es fácil. Olaya Suárez es la candidata "morada" tras unas primarias sin competencia, pero que fueron espejo de la profunda fractura a nivel regional de su partido (a años de luz de los niveles de movilización y participación de antaño). Hasta ahora, apenas ha lanzado propuestas, aunque su posicionamiento sobre temas centrales se puede intuir sin mucho esfuerzo. Mientras, el asesor Javier Suárez Llana asumió el reto de liderar la plancha de IU para conjurar una profunda crisis en su organización y sí está metido de lleno en dinámica electoral. Él es, en realidad, el único aspirante que mantiene erguidas varias de las principales banderas del actual gobierno local.

La necesidad de pactos

No son sencillas tampoco las relaciones del centro hacia la derecha. Aunque sí hay algo indiscutible: el regreso de Carmen Moriyón ha multiplicado exponencialmente las opciones de que Foro ocupe de nuevo el despacho principal de la plaza Mayor. La exalcaldesa es la candidata más conocida y goza de altos índices de popularidad, según sondeos de tirios y troyanos. Además, lleva semanas emitiendo propuestas sonadas, como el soterramiento del Muro o un plan para convertir el "solarón" en un parque, que generan intensos debates fuera incluso del círculo político, pero que, según sus adversarios, carecen de la menor credibilidad económica o de viabilidad. Los foristas han diseñado una campaña medida al milímetro, con permanente exposición mediática y que solo un imprevisto podría hacer saltar por los aires.

Pero, si le salen las cuentas, Moriyón tampoco podrá auparse a lo más alto del Pleno sola (salvo en el hipotético caso de que sea la más votada sin una mayoría de izquierdas). Por lógica, debería tender la mano al PP, con la regatista y concejala Ángela Pumariega al frente y que emerge como la tercera formación en discordia. Aún así, entre los populares no se da ni mucho menos por cerrada la batalla en el centroderecha. Cuentan, en voz baja, que se ven con fuerzas de competirle el espacio a Foro, que la tendencia nacional les favorece, que afrontan por primera vez el camino a las urnas sin fuego amigo y que la candidata no resta un voto a la marca. Falta por ver si sus promesas, que han empezado a salir en los últimos días, suman. Y cómo de beligerantes están dispuestos a ser con Foro y el PSOE. Lo evidente es que Pumariega tiene un perfil que dificulta menos que otros una posible entente con Moriyón en caso de necesidad.

Muchas más dudas arroja la situación de Vox, un partido llamado a ser también necesario en caso de vuelco político. La designación de la diputada autonómica Sara Álvarez Rouco como cabeza de lista por una decisión de la dirección regional sin acuerdo con la local ha provocado disensiones y dimisiones. Aún así, en la formación son conocedores de que su gran fortaleza son las siglas y dan por hecho que superarán el cinco por ciento necesario para lograr representación municipal. Algo por lo que también lucha para Ciudadanos el concejal José Carlos Fernández Sarasola. La descomposición del partido en toda España se lo pone difícil y las 18.189 papeletas que recibió la formación "naranja" hace cuatro años son un goloso pastel en el que varios quieren meter cuchara. Del resto de contendientes, hay dos incógnitas: el impacto que logrará José María Suárez Braña, "Pepín", con su partido Que Hable Gijón (unos votos que, dada la igualdad, pueden modificar porcentajes clave en la asignación de concejales) y las consecuencias que tendrá en Podemos su divorcio con Equo.

La carrera electoral en Gijón acaba de empezar. De momento, está igualada y promete curvas.

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