Entrevista | Víctor Guerra García Escritor y masonólogo

"La masonería actual es modesta, joven y desconectada de las élites"

"En el siglo XX el desarrollo se centra en Gijón y cambia el perfil, que era de comerciantes, abogados y gente del puerto"

Víctor Guerra, durante la presentación de su libro.

Víctor Guerra, durante la presentación de su libro. / JUAN PLAZA

Sergio García

Víctor Guerra García (Gijón, 1955) ofreció una charla esta semana en un acto organizado por el Ateneo Obrero en la que tocó distintos aspectos de la relación entre política y religión con la masonería local. Para ello tomó como referencia su libro "La masonería en Gijón. Siglos XIX y XX", cuya gestación comienza en 2001, con su aporte "Aproximación a la masonería gijonesa", premio de investigación Rosario de Acuña. El largo periplo de Guerra le permite tener una amplia perspectiva sobre esta asociación de carácter humanista.

–¿Qué aborda en esas casi 600 páginas con que cuenta la obra?

–Lo tenía como asignatura pendiente. Repaso las logias que ha habido con una aproximación a personajes individuales. En el siglo XX los hay importantes, como Loredo Aparicio o Melquíades Álvarez. Trato unos 500 o 600 personajes y en lugar de hacer una cronología de miembros por logias, lo hago por profesiones. También se relatan proyectos como la Escuela Neutra de Gijón.

–¿Cómo nació ese interés por indagar en la masonería de forma más profunda?

–Empezó como un acercamiento, como una pincelada. He ido publicando en blogs algunas cosas, como biografías. Y me parecía que era el momento, con investigaciones de filosofía masónica y desenterrando expedientes que estaban más limitados. La digitalización permitió encontrar más datos, pues era difícil trabajar con hemerotecas. Así cierro el ciclo.

–¿La presencia masónica en Gijón sobresale sobre otras zonas de la región?

–En el siglo XIX compitieron Oviedo y Gijón, durante el Sexenio Democrático. No obstante, en el XX el desarrollo se centra en Gijón y cambia el perfil, de republicano federalista a alguien más anexionado al reformismo. También hubo logias en Navia, Luarca, Trubia... El perfil en Gijón era de comerciantes, abogados, profesiones liberales, gente relacionada con el puerto...

–Asegura que la historia de la masonería no ha sido lineal en tiempo y espacio.

–En Europa ha tenido altibajos y en España aún más. Hubo rupturas fuertes y se fue regenerando a sí misma. Tiene épocas florecientes pero, por ejemplo, con la caída de las colonias, la masonería también decae. Los masones se van haciendo viejos y hacia 1909 viene gente de fuera y empieza a desarrollarse, se constituye una masonería más combativa y aglutinada.

–En sus espaldas descansan décadas como masón y como estudioso de la materia. ¿Qué ha aprendido durante su trayectoria?

–Mucho trabajo lo hice en Francia y Portugal, por lo que tengo visiones más amplias y un panorama informativo diferente. También a nivel historiográfico ha habido una evolución, dando un salto hacia una investigación más filosófica: cómo se ha construido esa masonería, cuáles han sido sus herramientas y cómo se ha aprendido a descifrar el complejo mundo de la masonería. Porque a veces nos quedamos en la superficie por esa historia de Guadiana que tenemos.

–La masonería es un ámbito que siempre ha generado debate. ¿Cómo lo ve desde su posición?

–No ha traspasado a la sociedad y la idea de que se maneja el país no es verdad. El poder es pequeño porque la masonería como institución no es una organización política. En la actualidad, es una masonería modesta, joven y desconectada de las élites de poder. Esto no es Francia, aquí hay unos números raquíticos, alrededor de 5.000, mientras en Francia son unos 250.000 masones.

Suscríbete para seguir leyendo