Anselmo Vega, a punto de cumplir los 91 años, presenta su octavo libro en Gijón: «Escribo para ocupar mi tiempo, no por ganar dinero»

El autor estrena «El muro de piedra», sobre logias de la masonería londinense

Anselmo Vega.

Anselmo Vega. / Ana Álvarez

Ana Álvarez

Anselmo Vega Junquera nació en La Coruña, después de que sus padres se vieran en la obligación de regresar de Cuba tras el crack del 29. Vivió sus primeros años en Luanco, aunque recibió la mayor parte de su educación en Canarias. A los 16 años, su padre fue destinado a Venezuela por cuestiones laborales. Fue entonces cuando este hombre conoció la masonería que, a día de hoy, sigue practicando. Ahora, a punto de cumplir los 91 años de vida, publica hoy martes su octavo libro, «El muro de piedra», en la Librería de Bolsillo (19.30 horas). «Es una novela amena y muy bien documentada», subraya el autor.

La novela de este gijonés de adopción (se mudó a la ciudad en 1983, trabajando en el sector industrial) presenta a varios hombres representantes de cuatro logias de la masonería de Londres en una taberna. Todos ellos se encuentran preocupados por el transcurso de su vida ahora que están a punto de finalizar sus días en la construcción. Lo que no saben es que de esa reunión surgirá el primer proyecto de grandes dimensiones en aquellos tiempos: la francmasonería. Sus miembros, explica Vega, la definen como una asociación de personas con la convicción de que el trabajo constante sobre uno mismo conduce al autoconocimiento y a un comportamiento más humano. En la ficción de «El muro de piedra» se exponen entonces los primeros pasos de la francmasonería y el momento en el que un grupo de hombres decidieron cambiar sus herramientas manuales por las herramientas de la razón y el sentido.

Como masón, Anselmo Vega ha pasado por los grados de aprendiz, compañero y maestro, hasta alcanzar el Grado 33, el máximo posible. Toma así la posición de Soberano, gran inspector general de la Orden. Ahora, vuelve a combinar esta trayectoria con la literatura, otra de sus pasiones. «Comencé a escribir una vez me jubilé. No sabía qué hacer después de haberme pasado tantos años sin parar de trabajar. Los días tienen muchas horas y hay que llenarlas con algo», reflexiona Anselmo Vega.

La primera obra fue una autobiografía dedicada a sus hijos. «Solo se la mandé a ellos, porque nadie más tendría interés en mi vida. Años después, un amigo mío masón apostó por mí y comencé a publicar mis libros», apunta. Luego, en 2009, viajaba al Freemason’s Hall, en Londres, la sede de la Gran Logia Unida de Inglaterra para crear «El muro de piedra». «A la hora de documentarme para la primera edición del libro, llegué a viajar a Londres, aunque he de decir que me costó mucho. Conocí en profundidad los orígenes y me permitió escribir novelas veraces», recuerda el escritor. Los cuentos cortos y la poesía también le han ayudado mucho estos años de viudedad.

A día de hoy, Anselmo Vega está a punto de cumplir 91 años, escribe cada día y no ve el fin de su pasatiempo preferido. «Yo no escribo por ganar dinero, sino por ocupar mi tiempo. La historia siempre me ha fascinado y aunque el cuerpo me falle algún día, la mente la tengo mejor que nunca y mientras sea así, pretendo colaborar con la sociedad en la medida de lo posible», concluye el nonagenario autor.

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