La natalidad en Cabueñes crece por segundo año con 1.237 bebés en 2023

El hospital se recupera tras más de una década con cada vez menos partos

Las madres, cada vez mayores, rozan los 34 años de media

Hospital de Cabueñes.

Hospital de Cabueñes. / ANGEL GONZALEZ

Hace ahora un año, los sanitarios de Cabueñes celebraban la entrada al 2023 aferrándose a un dato que no resultaba llamativo, pero que, para ellos, abría la puerta a la esperanza: el hospital cerraba un balance de 1.210 nacimientos en 2022, una cifra que se incrementaba en seis bebés respecto al año anterior y que ponía, por tanto, freno a más de una década de evolución en negativo. El recién terminado 2023, ahora, trae una noticia aún más positiva: el hospital trajo al mundo a 1.237 recién nacidos, un repunte mucho más notable y que regresa al complejo a cifras similares a las de hace un lustro. Con 17 partos gemelares, una tendencia que parece incrementarse ligeramente pero que no se puede aún analizar en profundidad, el hospital logró también sacar adelante a 13 grandes prematuros –bebés que nacen con menos de 32 semanas de gestación–, un logro que el personal entiende que se debe a una responsabilidad compartida entre los servicios de Neonatología y Ginecología, que llevan años potenciando iniciativas como la del banco de leche.

El hospital gijonés trajo al mundo a 1.237 niños al intervenir en 1.220 partos, según informó a este diario la Consejería de Salud. En números generales, y respecto a los últimos años, los datos apuntan a una tendencia estable en cuanto a la evolución de las gestaciones. Más de la mitad de los partos, 788, se desarrollaron sin injerencias externas, con alumbramientos vaginales y eutócicos. Otros 182 partos fueron vaginales pero con la ayuda de ventosas, otros 17 con espátula y otros 9 con fórceps. Explica el personal que, en estos casos, las cifras oscilan ligeramente de año a año y que, por lo reducido del número, no se aprecian por ahora variaciones significativas.

Lo mismo sucede con la edad media de las madres, que se sabe que irá aumentando progresivamente pero, también, que no llega a reflejar la realidad de lo que se ve en el hospital. El año pasado, la edad media se quedó en 33,8 años, tres décimas por debajo que la media de 2022, pero la cifra se ve afectada por el rango tan amplio de progenitoras. Como todavía –aunque cada vez menos– hay madres veinteañeras, la media no acaba de reflejar el continuo aumento de las mujeres que dan a luz una vez pasados ya los 40 años de edad. En Gijón, este perfil se duplicó en la última década, un aumento que se achaca a que las familias tardan cada vez más tiempo en lograr una estabilidad económica suficiente que les permita querer tener hijos. A inicios de la década pasada, en 2011, Cabueñes cerró un balance de 2.138 nacimientos que marcaron el inicio de una bajada que, más que frenar –la sangría demográfica de la región no tiene previsión de revertirse a corto plazo–, se aspiraba a poder ralentizar. El año 2021, que terminó con solo 1.204 bebés, hizo que en el hospital gijonés se resignasen a la idea de que el área sanitaria bajaría ya irremediablemente de la barrera –más psicológica que estadísticamente llamativa– de lo 1.200 niños cada año. De ahí que este segundo balance que se cierra en positivo resulte tan agradable.

Aunque el personal sanitario aclara que el aumento de la edad media de las madres no está necesariamente reñido con la evolución de la gestación –la edad en sí misma no es un factor de riesgo–, sí parece que el descenso en la última década de la natalidad no se replica en el apartado de nacimientos de bebés prematuros, que se mantienen más estables y representan ahora más del 10 por ciento del total. El año pasado, en Cabueñes, nacieron 13 pequeños tipificados como grandes prematuros, con menos de 32 semanas de gestación, y 191 prematuros, que son los pequeños que nacen entre las semanas 32 y 37. La evolución de la sanidad en los últimos años permite que cada vez más prematuros puedan salir adelante y Cabueñes enarbola como uno de sus proyectos más ilusionantes su banco de leche, que gestiona como satélite del HUCA desde 2019.

[object Object]

El Hospital de Cabueñes encara ya la última fase de la que es, junto a su ambiciosa ampliación, su obra en marcha más ilusionante: la del recrecido del edificio central, que permitirá sumar dos plantas para albergar un nuevo quirófano híbrido y darle un espacio definitivo al robot quirúrgico Da Vinci. Según se informó ayer a los sindicatos, la previsión actual es que la obra civil termine en plazo. En concreto, se marca como fecha estimada el día 19 de marzo, si bien se espera que la recogida de material y adecuación de los espacios tenga de margen el resto del mes. La confirmación de que la obra no se ha visto afectada por ningún retraso –si bien en su día la constructora esperaba terminar todo este mismo mes, antes de plazo, una expectativa que no pudo cumplir por complejidades técnicas– permite fijar la próxima primavera como fecha estimada para iniciar las labores de instalación de los nuevos equipos. La parte más compleja de esta segunda fase será la del quirófano híbrido, que por un lado exigirá instalar la sala de angiología –financiada con fondos del plan Inveat– y, por otro, licitar nuevas compras de equipos para que el inmueble funcione como un quirófano híbrido, una inversión extra que realiza el Sespa y a petición del personal, que llevaba un par de años lamentando la antigüedad de su actual quirófano híbrido. En cuanto al robot quirúrgico, las labores se limitarán a un traslado de ubicación –ahora ya funciona, de manera provisional, en un quirófano de Ginecología–, pero precisará también de varios días de trabajos. La otra parte de este proyecto de recrecido, que renovó parte del servicio de Radiodiagnóstico, ya está cerrada.

Suscríbete para seguir leyendo