El futuro del Archivo Municipal de Gijón

El servicio local enfrenta un doble reto: una mejora en sus instalaciones, que se han quedado obsoletas, y la designación de un nuevo responsable

Fachada de la Torre del Reloj, que acoge las dependencias del archivo municipal.

Fachada de la Torre del Reloj, que acoge las dependencias del archivo municipal. / Pablo Solares

Héctor Blanco

Héctor Blanco

No hay pesquisa ni investigación grande o pequeña sobre el pasado de Gijón –como mucho de lo aquí publicado desde hace casi un cuarto de siglo por quien esto escribe–, que no implique consultar previamente los fondos del Archivo Municipal. Sólo así puede conocerse nuestra historia con precisión y veracidad.

Durante los últimos 35 años el Archivo Municipal ha ido viviendo distintas etapas, desde una inicial de reestructuración y puesta al día en todos los ámbitos –personal, instalaciones, organización– iniciada en la segunda mitad de la década de 1980 hasta una situación, la actual, en la que se roza la inviabilidad del servicio.

No cabe imaginar el departamento jurídico del Ayuntamiento sin abogados o los servicios técnicos sin arquitectos o ingenieros. Sin embargo, el Archivo lleva ya varios meses sin personal especializado al frente, empezando por la desaparición del puesto de Archivero Municipal. Queda el personal administrativo que, como buenamente puede y con la mejor voluntad, va resolviendo un día a día cada vez más complejo.

Y esto es sólo la punta del iceberg, ya que a la gravedad de esta situación cabe añadir otra también relevante: la de las instalaciones.

En 1992 se inauguró la Torre del Reloj y el edificio anexo como nueva sede del Archivo. En aquel momento ya estaba prevista una ampliación del mismo en la manzana colindante, en edificaciones de propiedad municipal, toda vez que ya entonces era evidente que lo recién inaugurado era insuficiente para albergar todos los fondos documentales ya existentes. Esa operación se frustró de manera sorpresiva poco después al destinarse los edificios previstos para la ampliación a acoger la residencia estudiantil de Cimavilla.

Esa decisión no dejó otra salida que ir habilitando otros locales para depósitos de archivo en distintas localizaciones de la ciudad, algunas a kilómetros de la Torre del Reloj, hasta llegar a una media docena de dependencias. Esto implica hoy un trajín diario de ida y vuelta de expedientes a través de Gijón, con la complejidad y gasto que implica la gestión y mantenimiento de todos esos locales, el transporte de documentación continuo y la demora del servicio que conlleva. La disfunción más evidente es que quien necesite ver un expediente posterior a 1960 deberá esperar varios días hasta que llegue para consulta a Cimavilla, y esto afecta tanto a peticiones externas como a las derivadas de la gestión de la propia administración municipal.

Por otra parte, está el problema añadido de la peculiaridad que tiene el edificio del Archivo. Las instalaciones, intercomunicadas por diversas escaleras, no permiten el acceso a nadie que cuente con un mínimo problema de movilidad. Aparte está la situación de la sala de investigadores, sin climatización adecuada, sin posibilidad de ventilación exterior y orientada al sur, en la que cualquier día de sol pueden alcanzarse los 30º C literalmente. Situación similar se vive en la oficina en la que trabaja el personal y en la que se atienden el resto de consultas.

En la práctica, el Archivo Municipal ha vuelto cuarenta años atrás, con falta de personal técnico y deficientes instalaciones como doble talón de Aquiles.

Cabe esperar que a lo primero se ponga solución adecuada a lo largo de este año aunque no está claro si esto conlleva mantener el puesto de Archivero o Archivera Municipal. Para lo segundo aparecen dos oportunidades: una mejora parcial y una solución definitiva.

La mejora parcial consistiría en ampliar las dependencias de Cimavilla mediante la anexión del desaparecido Centro de documentación "Muralla Romana", propiedad de la Fundación Cajastur.

La solución global pasaría por instalar la totalidad del Archivo y sus múltiples depósitos en una nueva sede unificada, que sería lo lógico y pertinente. Está previsto que a corto plazo quede vacía la actual comisaría de la Policía Local en la calle San José, una opción que puede ser la conveniente para ubicar la totalidad del Archivo. Ahora mismo esa oportunidad está ahí y supondría un cambio de rumbo cabal y necesario para que el Archivo Municipal de Gijón tenga un buen futuro.

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