El Barrio de la Sidra espalma de nuevo: "Es nuestra bandera"

Hosteleros de El Llano y Pumarín reimpulsan la unión de chigres para promover la gastronomía asturiana

Sentados, por la izquierda, Chema González, Eduardo Juanes, José Ángel Estrada y Felipe Chamorro. De pie, por el mismo orden, Rubén Barrero, Laura Alonso y Ulises García, ayer, en la Parrilla Antonio.

Sentados, por la izquierda, Chema González, Eduardo Juanes, José Ángel Estrada y Felipe Chamorro. De pie, por el mismo orden, Rubén Barrero, Laura Alonso y Ulises García, ayer, en la Parrilla Antonio. / Marcos León

«Es nuestra bandera». Así define Eduardo Juanes, propietario del restaurante El Saúco, a la sidra. El establecimiento forma parte de la iniciativa el Barrio de la Sidra de Gijón. Completan la lista Villa Lucía, Sobiñagu, Parrilla Antonio, El Corredor de Estrada y Llabiegu, ubicados en El Llano y Pumarín. Puede que geográficamente los locales se encuentren allí, pero los hosteleros integrantes del proyecto ensalzan su carácter global. Fue en 2007 cuando nació. Lo hizo «con el fin de sacar a la gente a la calle y crear una marca», afirma Ulises García, dueño de la Parrilla Antonio, que pondera la relevancia de Gijón en cuanto a la bebida por excelencia de la región: «Es una de las ciudades más importantes».

En los últimos años, sobre todo a raíz de la pandemia, varias sidrerías han dado un paso a un lado. Ahora, los actuales participantes buscan «expandirse», como apunta Eduardo Juanes. «Queremos que se dé a conocer la sidra y su cultura», subraya Ulises García. Pese a que El Llano y Pumarín son el centro neurálgico de los establecimientos, García incide en que «la ubicación es secundaria». En una línea similar se expresa Eduardo Juanes. El objetivo es que «el turista vaya a sitios donde cuidamos la sidra y los productos asturianos», asevera Juanes. «Los vecinos de enfrente ya conocen los locales por la trayectoria que tenemos, lo que queremos es expandirnos al turismo nacional e internacional», explica el hostelero de El Saúco, que aboga por «englobar» a cuantas más sidrerías, mejor. Ya hay algunas que pretenden incorporarse. «Haremos cosas por el barrio pero queremos promocionarnos, por ejemplo, en Madrid», señala.

Los hosteleros mantienen reuniones periódicas, como la que tuvieron ayer, para abordar los siguientes pasos y organizar actividades. Se realizarán sorteos y se celebrarán jornadas gastronómicas para visibilizar la iniciativa del Barrio de la Sidra.

Por lo pronto, y mientras llegan más locales, la idea es estrechar lazos entre las seis sidrerías que integran el proyecto. «Queremos estar cerca para hacer algo entre nosotros», sostiene Chema González, de la sidrería Villa Lucía, que insiste en quitarle el matiz geográfico a la iniciativa. «No se busca que localicen El Llano o Pumarín, sino que identifiquen Gijón con la sidra», resalta González.

Al margen de lo icónico de la bebida autóctona a base de manzana, el apartado gastronómico figura como otras de las áreas de impulso del Barrio de la Sidra. «Intentamos reivindicar, además del consumo de sidra, la cocina tradicional asturiana. La gastronomía está cambiando. Antes te daban fabada y ahora una hamburguesa», bromea Eduardo Juanes. En cuando a cómo servir la sidra, los hosteleros lo tienen claro. «Creemos que debe ser escanciada, que tiene que mantener esa tradición. El escanciado es muy importante, aunque no descartemos el pitorro en la mesa», declara Ulises García. La intención de revitalizar el proyecto se manifestó, mismamente, el pasado 18 de febrero, cuando tuvo lugar la carrera organizada por la Asociación Galbán para luchar contra el cáncer infantil. Los hosteleros vistieron una camiseta naranja para apoyar la causa de la popular entidad.

«Cualquiera de nosotros tiene la gastronomía pura asturiana, cada una en sus sectores», asegura un reivindicativo Eduardo Juanes. El Barrio de la Sidra quiere coger carrerrilla para seguir promocionando la bebida por excelencia de Asturias y no solo eso, sino también el ambiente de chigre y el buen comer que puede disfrutarse en los rincones de la ciudad. Pese a que por el momento son seis las sidrerías que cooperan mano a mano en la tarea, no se descarta la adhesión de nuevos miembros que deseen poner su granito de arena para apoyar la tradición chigrera. El Barrio de la Sidra apuesta por la barra y por los culinos.

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