Gijón no falló para celebrar el Domingo de Ramos. El tiempo acompañó y la ciudad respondió a la llamada.En el pórtico de la Capilla de los Remedios, en Cimadevilla, el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, no daba abasto para bendecir todos los ramos que emergían entre la multitud. "Los niños son los protagonistas", subrayó Gómez Cuesta. No le faltaba razón. Muchos críos disfrutaron después, a hombros de sus padres, de la procesión de la Borriquilla, que culminó en la iglesia de San Pedro. La Hermandad de la Santa Vera Cruz lideraba la comitiva, en la que la Cofradía del Niño del Remedio portaba la imagen del Niño Jesús. "Me recuerda a la niñez, siempre festejaba este día con familia y amigos", afirmaba Paula Antuña, cuya hija, Valentina López, va a catequesis en la parroquia de San Pedro.