Las distinciones de la ciudad: Honor a los vigilantes del Cantábrico

"Igual sirve para que nos conozcan más", señalan sobre la concesión de la Medalla de Plata los trabajadores del Centro de Salvamento

Alejandro Busto, de pie, junto a Amaya Azpiazu, una de las controladoras del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Gijón.

Alejandro Busto, de pie, junto a Amaya Azpiazu, una de las controladoras del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Gijón. / Ángel González

M. C.

"En una emergencia en la mar no hay segundas oportunidades y no hay posibilidad de mandar un puesto de mando avanzado, como en tierra". De esta forma explica Alejandro Busto, jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Gijón, la relevancia de la labor de la que se encargan los 17 trabajadores, 14 de ellos operadores, un jefe de mantenimiento, una administrativa y un jefe de centro, del Centro de Coordinación ubicado en las instalaciones del Centro de Salvamento Marítimo Jovellanos, en Veranes. Un Centro de Control cuya labor acaba de ser reconocida con la Medalla de Plata de la Villa por parte del Ayuntamiento de Gijón.

No es esta la primera distinción que recibe. Se suma a la que el 8 de mayo de 2018 ya concedió el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente al Centro de Coordinación gijonés: la Placa de Plata al Mérito Pesquero.

Respecto a la que les acaba de conceder el consistorio, una de las controladoras del centro, Amaya Azpiazu, señalaba ayer que "no nos lo esperábamos, pero estamos muy orgullosos de recibir esta distinción por parte de la ciudad. El nuestro es un trabajo bastante desconocido en un servicio que prestamos 24 horas al día 365 días del año, movilizando las embarcaciones y el helicóptero de Salvamento Marítimo desde la sombra y esta medalla igual sirve para que la gente nos conozca más". Así se expresó esta vizcaína que tras diez años navegando en buques mercantes como Piloto de Primera, se incorporó a la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar), de la que depende el Centro de Coordinación de Gijón, en el que trabaja desde hace ocho años, al igual que su marido.

A la izquierda, dos  de los tripulantes del «Gure Uxua» rescatados en el naufragio de 2017. A la derecha,  el controlador Jesús Cortes, ya jubilado, en la torre de El Musel en 2002. | A. G.

Dos de los tripulantes del «Gure Uxua» rescatados en el naufragio de 2017. / A. G.

Desde su consola y la de su compañero de turno se controla toda la franja marítima asturiana hasta 120 millas mar adentro, que es la zona que depende del Centro de Coordinación de Gijón. Con sus sistemas de radar "tenemos una visión del tráfico real", desde los mercantes más grandes a los veleros más pequeños, pudiendo al mismo tiempo coordinar desde Veranes las operaciones de salvamento marítimo, de lucha contra la contaminación y de control del tráfico marítimo, además de encargarse del control del tráfico portuario de Avilés.

Su papel es clave, en especial en momentos críticos. Una de las operaciones más peliagudas que se coordinaron desde el Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Gijón fue el rescate de los 12 tripulantes del pesquero "Gure Uxua" tras su hundimiento, el 3 de febrero de 2017 a 53 millas (98 kilómetros) al norte de Navia, en el que movilizaron dos helicópteros para salvar a los pescadores de un mar con olas de 10 metros de altura, una actuación por la que la Organización Marítima Internacional concedió la Mención de Honor a la tripulación del Helimer 211.

Para el director del centro, Alejandro Busto, la distinción que ahora les concede el consistorio "es un honor, teniendo en cuenta que Gijón es una ciudad que vive de cara al mar y con actividades marítimas muy importantes en Asturias como la pesca, la comercial y las embarcaciones de recreo. Esta distinción nos hace sentirnos más integrados en la ciudad y es un logro de todo el equipo".

Honor a los vigilantes del Cantábrico

el controlador Jesús Cortes, ya jubilado, en la torre de El Musel en 2002. / A. G.

Contemplando el Cantábrico desde una zona elevada del concejo, como es en la que están, Busto señala que su emplazamiento en Veranes "es una atalaya privilegiada", desde la que el Centro de Control tiene, a través de sendos radares en los cabos de Peñas y Torres, una visión de todo el tráfico marítimo de la costa asturiana. A Veranes se trasladó el servicio en febrero de 2020 desde su ubicación primigenia en la torre de El Musel, en la que se había establecido en 1993, una decisión que se tomó a raíz del embarrancamiento del "Castillo de Salas".

Los modernos equipos electrónicos que utilizan en su trabajo no evitan que, junto a una ventana, siga instalado un monóculo para otear si es preciso la zona más próxima a la costa. Ahora son ellos los que se hacen visibles con el honor con el que los distingue la ciudad.

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