Entrevista | Miguel Barrero Vázquez Director de la Semana Negra

"Abriremos otro espacio; las tres carpas se han vuelto insuficientes"

"La mejor ubicación del festival, para mí, es la finca de Viesques; los argumentos del rector de entonces los desmintió el tiempo"

Miguel Barrero, junto al Bioparc Acuario, con uno de los murales de la Semana Negra en el entorno de Naval Gijón, al fondo.

Miguel Barrero, junto al Bioparc Acuario, con uno de los murales de la Semana Negra en el entorno de Naval Gijón, al fondo. / Ángel González

Tras asumir la dirección de la Fundación Municipal de Cultura en el anterior mandato, Miguel Barrero Vázquez (Oviedo, 1980), cogió los mandos de la Semana Negra a finales del año pasado y en sustitución de Ángel de la Calle. Para esta primera edición (del 5 al 14 de julio), una de las últimas que usará la sede de Naval Gijón antes de su remodelación, el gran reto que afrontará será el de los espacios: las icónicas tres carpas del festival, a su juicio, se han quedado pequeñas, y su equipo trabaja para habilitar un nuevo espacio.

–A estas alturas del año, ¿cómo de afinado está el programa?

–Estamos en la última curva previa al sprint final. El programa está casi cerrado, a la espera de los últimos flecos y de solucionar los desarreglos que surjan, porque con tantos invitados es fácil que en las últimas semanas haya algún cambio.

–Ya anunció homenajes a Onetti, Machado y Cortázar, tres actos que quizás ya son una novedad.

–En un festival con una vocación tan panhispánica, perder la ocasión de homenajear a estos autores era imperdonable pudiendo contar con gente como Juan Cruz, Jesús Marchamalo, Olga Lobo y Hortensia Campanella, personas que ya iban a venir al festival o que tienen una relación afectuosa con él.

–Para el público general, ¿puede creerse aún que es un festival de novela policiaca?

–Aún existe el error de base de identificar el género negro con el género policiaco. El policiaco es género negro, pero éste también incluye lo que desde el siglo pasado se empezó a llamar en Estados Unidos como "hardboiled", un tipo de novelas que, sin ser estrictamente policiacas, de buenos y malos, exploran las partes más sucias de la sociedad. Por ejemplo, el "Pascual Duarte" de Cela entraría en el "hardboiled", o "Nada", de Carmen Laforet. Cuando anunciamos el homenaje a Machado hubo gente que se preguntó esto mismo, pero "La tierra de Alvargonzález" es una narración que corresponde a los arquetipos de la crónica negra. Además, la Semana Negra hace mucho que extendió su campo de interés a cualquier otro donde estén pasando cosas.

–Como la velada poética.

–Es una de las señas de identidad más irrenunciables. O el cómic, que tampoco es novela negra.

–¿Aspira a dejar en la Semana una impronta propia?

–Aspiro a jubilarme tranquilo (ríe).

–Pero mencionaba el cómic, cuya presencia en el festival tuvo mucho que ver con De la Calle.

–Imagino que cada uno termina, no sé si dejando impronta, pero sí orientando el criterio general del festival a partir de sus propios gustos. Pero tanto Ángel como yo asumimos la dirección de un evento que tenía unas señas de identidad muy propias y que nunca nos plantearíamos cambiar. Al revés: yo me planteo cómo puedo encajar lo que a mí me gusta en la Semana, cómo adaptarme a ella.

–¿Calcula cuántos autores habrá en esta edición?

–Por ahora hay unos 130 o 140, así que, si no llegamos a los 200, nos quedaremos cerca.

–Se mantiene una cierta tendencia al alza.

–Es posible que en Gijón no seamos conscientes del alcance de este festival. Ni siquiera yo lo fui hasta que me puse a los mandos. Ahora veo la demanda, no solo de autores, sino de colectivos y asociaciones que quieren participar. Esta demanda, de hecho, nos ha obligado a asumir la necesidad de abrir un nuevo espacio para actividades. Las tres carpas que había hasta ahora se nos han revelado insuficientes, porque implicaba dejar a mucha gente fuera. Abriremos un nuevo espacio.

–¿Por qué en Gijón no se es consciente del alcance de la cita?

–No creo que sea una cuestión propia de Gijón, sino que siempre se valora menos, primero, lo que está cerca y, después, lo que ya es, lo que ya se da por sabido. Pero es contradictorio, porque si un festival dura tantos años es porque tiene un arraigo, un alcance y un sentido. Somos un festival único en España y uno de los más potentes de Europa.

–La Semana sí tuvo épocas de cierta "mala fama".

–La ciudad siempre ha respondido bien. Otra cosa fue la guerra política que se montaba en torno a ella. Pero si haces un recorrido por su historia no se ve ningún sectarismo: ha habido gente de todos los espectros del arco ideológico siempre y cuando suscribieran la Declaración de los Derechos Humanos. Recuerdo incluso un debate con todos los grupos municipales sobre la propia Semana Negra. El festival ha sido siempre crítico, pero también consigo mismo y con la ideología que lo sustenta. Es cierto que la Semana Negra tiene una mentalidad progresista, nadie lo va a negar, por jamás ha sido un festival beligerante.

–¿Se plantea una dirección larga?

–Bastante laborioso es ya pensar en cada edición como para pensar a mayores. Sí hay cosas que veo que no podré hacer este año y que querría intentar hacer el año que viene, pero no me planteo una duración determinada.

–Lo digo porque pronto habrá que pensar un espacio alternativo a Naval Gijón.

–Sí. El Ayuntamiento nos ha asegurado que este año y el que viene tenemos garantizado ese espacio y, cuando deje de ser así, entiendo que debe ser también el Ayuntamiento quien plantee propuestas.

–No hay muchas opciones en la zona centro.

–Hay un espacio que para mí es el mejor: la parcela de Viesques donde ya se hizo el festival en 2011. Ya está equipada, porque se hizo pensando para acoger la Semana Negra y eventos de características similares que requiriesen de cierta infraestructura. En aquel momento hubo una oposición del rector de entonces con argumentos que, creo, ha desmentido el tiempo, porque en estos años se han puesto allí incluso circos. Parece una posibilidad que se podría barajar perfectamente. La Universidad de Oviedo colabora con la Semana Negra desde hace años y el diálogo con ellos es enriquecedor, y debería, incluso, incrementarse.

–¿Algún cambio en los espacios para bares y atracciones?

–No, son parte del festival. Todo eso sin escritores podría hacerse, y al revés, pero el resultado no sería la Semana Negra, que coloca a la literatura en el centro de una gran fiesta popular.

–¿También la desmitifica?

– Sí. Puede haber gente que entre a comer el pulpo y acabe encontrándose una charla de un escritor que le interese y comprándose su libro. Eso también es activismo cultural. Además, si estamos diciendo que leer es divertido, tendremos que poner a la lectura en igualdad de condiciones respecto a otras cosas divertidas. A los escritores y los lectores, lo puedo jurar, también nos gusta tomar cervezas y subir en cachivaches, aunque a mí esto último a partir de cierta edad me resulte más complicado. Pero si el cine y la música pueden formar parte de una fiesta popular, ¿por qué no la literatura? Esa barrera, en España, la rompió este festival.

–Con el nuevo marco cultural de la "vía gijonesa", ¿cree que la Semana se verá beneficiada o entiende que su esencia, tan propia, la desvincula?

–La Semana Negra es uno de los grandes ejes de la cultura gijonesa en tanto que es uno de los programas que más la definen de cara al exterior y ante sí misma. Es un festival gijonés en su esencia y que tiene en cuenta el territorio que pisa. El Ayuntamiento decidirá qué papel juega dentro de esa llamada "vía gijonesa", que no sé si se refiere solo a los equipamientos y políticas netamente municipales o si también tendrá en cuenta eventos externos en los que, como en nuestro caso, el Ayuntamiento participa.

–¿Le vino bien su experiencia como director de la Fundación de Cultura?

–Me ha ayudado, por la experiencia, a la hora de coordinar equipos y de ganar agilidad en la resolución de ciertos problemas, pero no son cuestiones comparables empezando por el presupuesto, siguiendo por el objetivo y concluyendo por la estructura. En la Semana es todo más pequeño, más concreto.

–¿Se mantendrán las retransmisiones online?

–Sí, el streaming se estableció en pandemia y ha demostrado su capacidad para potenciar aún más la repercusión del festival. Año a año las visualizados crecen, fundamentalmente desde fuera de España y, sobre todo, en América.

–¿Faltan muchas cosas por anunciar?

–Falta algún nombre importante y varias actividades que van a tener un peso. También falta dar a conocer el cartel, que es muy bonito, y más cosas que quizás ahora ni siquiera yo sé. La Semana Negra es una especie de "work in progress" continuo.

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