A bordo del portaaviones "Juan Carlos I", el mayor buque de la historia de España: "Es un honor llegar al Principado"

El buque atraca en El Musel para la revista naval del Día de las Fuerzas Armadas: "Teníamos ganas de llegar a Gijón"

VÍDEO: Nos subimos al portaaviones "Juan Carlos I", el mayor buque de la historia de España

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Pablo Palomo

Se resistía ayer el sol en Gijón a terminar de dejarse caer por detrás de las faldas de la Campa Torres mientras en la pista de despegue de cazas del portaaviones "Juan Carlos I" comenzó a escucharse a todo volumen la copla de Marujita Díaz "Banderita", sonando por la megafonía del buque de asalto "Galicia" para anunciar su entrada al puerto de Gijón. La tripulación del "Galicia" saludó a la del "Juan Carlos I" al cruzarse en las aguas del muelle de La Osa, tras haber finalizado ayer el ensayo general de la revista naval de hoy, el acto central del Día de las Fuerzas Armadas en Gijón. LA NUEVA ESPAÑA pudo acceder en exclusiva al buque más grande jamás construido en la historia milenaria de España para visitar la pista desde donde despegan sus cazas "Harrier", su torre de control, su cubierta más alta y para respirar en su puente de mando. "Es un honor estar en Asturias", aseguraron sus tripulantes.

El "Juan Carlos I" arribó al puerto gijonés pasadas las seis y media. Su maniobra de atraque duró más de cuarenta minutos. El rugido del barco silenció la algarabía que se había formado en el muelle de La Osa. Tras quedar bien amarrado, para lo que hicieron falta varias grúas y el trabajo coordinado de muchos de sus marineros, uno de los portones principales del buque se abrió y por él empezaron a salir algunos de sus más de mil tripulantes. Sus 260 metros de eslora, ya alineados con tierra firme, hicieron quedarse a la sombra a buena parte del muelle gijonés. Al lado del portón, que era como el de puente levadizo de un castillo, pero mecanizado, se instaló una pasarela para agilizar el tránsito de marinos. En la pista de despegue, con varios cazas a sus espaldas, varios oficiales del equipo médico posaban para una foto de familia.

La alférez de navío Rocío García acompaña a este periódico por los interiores del buque insignia de las Fuerzas Armadas. "Teníamos ganas de llegar a Gijón. Es poco conocida para nosotros, pero sabemos que es muy bonita", contó. "Tenemos ganas de demostrar a toda Asturias y a toda la gente que venga todas las capacidades y todo el poder de las Fuerzas Armadas", añadió. "Estamos encantados con el recibimiento que hemos tenido y solo podemos esperar que siga viniendo mucha gente", añadió Rocío García, perfectamente uniformada.

El buque cuenta con doce cubiertas. En la primera, la de carga, se guardan los objetos más pesados. La más alta está a casi 25 metros de altura. Desde la barandilla, el vértigo está permitido. A esa altura se encuentra el primario de vuelo, que es algo así como la torre de control de cualquier aeropuerto, pero del barco. De un barco colosal, eso sí, con una altura que, en su punto más elevado, podría equiparse al de un edificio de unas doce plantas. El olor de los pasillos del buque recuerda al del Metro de Madrid. La limpieza es una de las cosas que más llaman la atención. No hay ni una mancha en sus paredes y todo está en perfecto estado de revista. A ello contribuyeron ayer tripulantes como Rubén Patiño, Anna Tesovicova o Rubén Valiente, desde el puente de mando, donde preside todo lo que pasa un busto de la Virgen del Carmen, patrona de la Armada.

El comandante del portaaviones es Ricardo Gómez, que ayer, a su llegada a Gijón, estuvo despidiéndose de varios oficiales. El primer día de llegada al puerto siempre es de mucho ajetreo. También lo fue para Rocío González, que lleva comisionada en el portaaviones tres meses. Ella fue la primera mujer en el "Juan Carlos I" encargada de "tirar" un "Harrier", es decir, de darle salida. "Para mí es un orgullo estar aquí. Lo de ser la primera mujer en lanzar un ‘Harrier’ era algo que no sabía que iba a pasar y claro, ser la primera mujer en algo siempre es un orgullo", contó. También estaba en el buque el ovetense Pablo Suárez, que es guardia marina de segundo. Está en prácticas. "Estoy tratando de coger todos los conocimientos posibles", resumió.

El "Juan Carlos I" partió de la base de Rota, en Cádiz, antes de llegar a Asturias. El acento andaluz es el que predomina en el barco. Estará en Asturias hasta el domingo y tendrá jornadas de puertas a abiertas a partir de mañana. El domingo partirá al Mar del Norte para seguir en labores de vigilancia de la OTAN como parte del Grupo "Dédalo". Su presencia en Gijón generó gran expectación ayer durante toda la mañana. Participó en el ensayo general de la revista, que culminó de tarde con un pequeño aperitivo de lo que será el desembarco anfibio en la playa de San Lorenzo que hoy también se podrá ver a partir de las cuatro y media. Después será el desfile aéreo, a las seis menos cuarto, cuyos aviones ya surcaron el cielo de Gijón y del resto de Asturias, donde reposa el "Juan Carlos I", el buque orgullo de la Armada.

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