Entrevista | José Antonio Bosch Abogado y experto en la ley del aborto, presenta hoy libro en Gijón

"Soplan vientos que van en contra de los derechos sexuales, pero Gijón es un faro"

"La ley del aborto en España es garantista, pero, mientras no se asuma que la mujer manda sobre su cuerpo, seguirá habiendo intentos contra ella"

José Antonio Bosch.

José Antonio Bosch.

En el marco del Día Internacional de la Salud de las Mujeres, la Escuela de Comercio acoge hoy, a las 19.00 horas, la presentación del libro "Guía jurídica práctica de la interrupción voluntaria del embarazo" en presencia de su autor, José Antonio Bosch (Madrid, 1953), que integra la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI). Estará acompañado por Begoña Piñero, líder de la Tertulia Feminista "Les Comadres", y por Cristina Iglesias, vocal de la ACAI, así como por la edil socialista Carmen Eva Pérez.

–¿Cómo surgió esta guía?

–Todos tenemos un sesgo cuando nos acercamos a hablar del aborto. Lo que he tratado de hacer, como jurista, es ver la normativa que hay en España y explicar cómo la última modificación afectó a la ley antigua, así como resumir las más de 2.000 consultas que me han hecho sobre durante más de 20 años.

–¿Cuáles son las dudas más habituales?

–Las relacionadas con menores, como cuando uno de los detentadores de la patria potestad quiere que la niña aborta y el otro no. También, todo lo relativo en el derecho a la mujer a escoger el método con el que quiere interrumpir su embarazado y obtener información al respecto. Y, por último, y tratándose además de un conflicto abierto y de actualidad, todo el tema de los acosos a mujeres.

–¿La ley de España actual es garantista?

–Muy garantista. Lo único que pasa es que la ley es estatal, pero su implementación tienen que hacerlo las comunidades autónomas, así que es una ley garantista pero con 17 sensibilidades que la interpretan. Y eso genera escenarios atípicos de derechos que, según la comunidad, no son tratados de la misma manera.

–¿Por ejemplo?

–En Baleares y Cantabria la única oferta que se le hace a las mujeres es el método farmacológico y en Murcia los datos de mujeres que interrumpen su embarazado aparecen en listas que, bueno, tampoco es que sean accesibles para cualquiera, pero sí para gente que no tendría que acceder a ellas.

–Hablaba antes del acoso. ¿Ahí entran los polémicos intentos de que las mujeres escuchen el latido fetal antes de abortar?

–Hablo, más bien, de la presión a las puertas de las clínicas, pero la referencia que usted me hace también existe. Hubo ese intento en Castilla y León para que las mujeres escuchasen el latido fetal que no salió adelante porque la ley, garantista, lo impide. Y hay otros ejemplos recientes. El Ayuntamiento de Valencia ha convocado una jornada antiaborto con la participación de escolares de un centro concertado. Y se destina dinero público a asociaciones antiabortistas. Solo Andalucía ha destinado a esto más de 1,7 millones en los últimos tres años.

–¿Su guía se orienta más a profesionales?

–Diría que está escrita en un lenguaje absolutamente accesible.

–En Gijón existe el hito del Tren de la Libertad.

–Gijón es un faro. No conozco otra iniciativa popular que terminase con un ministro (Alberto Ruiz-Gallardón). Quería terminar con el derecho al aborto y las mujeres de Gijón movilizaron a media España y no se lo consintieron.

–¿Corremos más riesgo a la hora de perder derechos si no estamos bien informados?

–Estamos en un momento en el que hay que alarmarse un poco. Hago un par de recordatorios rápidos: en Estados Unidos el Tribunal Supremo se cargó hace año y medio la protección constitucional del derecho al aborto, en Polonia existe una legislación absolutamente restrictiva, en Hungría existe la obligación de que las mujeres escuchen el latido fetal y en Italia la señora Meloni acaba de abrir la posibilidad de financiar que asociaciones antiabortistas informen a las mujeres antes de abortar. Los vientos actuales van en contra de los derechos sexuales y reproductivos y la ciudadanía debe estar vigilante. Personalmente, entiendo que, mientras no se asuma que la mujer manda sobre su propio cuerpo seguiremos viendo este tipo de intentos.

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