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Musicólogo | Crítica

Gijón también tiene cantera musical

El Conservatorio de Gijón tomó la ciudad con conciertos de diferentes agrupaciones instrumentales

Los planes de estudio se empeñan en eliminar progresivamente la música de las aulas de primaria y secundaria, y la respuesta llega desde la calle, con la proliferación en los últimos años de academias y escuelas de música que abordan estilos y métodos de aprendizaje muy diversos. Mientras esperamos a que nuestros gobernantes recapaciten y enmienden este error, instituciones como el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón toman la iniciativa como buque insignia de la educación musical en la ciudad y exhiben músculo con programas como "Con G de música", que el pasado jueves llenó de música los auditorios de la ciudad para mostrar la gran cantera que augura un futuro muy prometedor a la escena gijonesa.

Si la tarde comenzaba en el CMI Pumarín Gijón Sur, con un concierto de la Orquesta de Cuerda del Conservatorio a cargo de sus efectivos más jóvenes, el relevo lo tomarían algo más tarde en el Teatro Jovellanos los vientos y la percusión de la mano de la Banda de Música y la Big Band de esta institución. La primera apostó por un repertorio contemporáneo protagonizado por la música de cine; comenzó con la épica "Ammerland", del neerlandés Jacob de Haan, y continuó sin bajar la intensidad con las bandas sonoras de "Harry Potter" y "La vida es bella", además del "Tercio de Quites" de Talens y la "Pequeña Suite Medieval" de Rivas Domínguez que, inevitablemente remitía a referencias cinematográficas. También sonaron ritmos de vals y de pasodoble, pero sobre todo fraseos contundentes en diferentes grupos de viento bien dirigidos por la batuta de José Merenciano. Las percusiones también se manejaron con soltura en una amplia diversidad de instrumental que llevó un gran peso del recital. Para acabar, las "Variazioni in Blue" de Haan nos fueron adentrando en una sonoridad más jazzística y sirvieron de transición para la segunda parte a cargo de los otros protagonistas de la jornada.

La Big Band arrancó como mandan los cánones: iniciando el "The Chicken" de Jaco Pastorios mientras se abría el telón y dejando entrever una puesta en escena digna de la etapa de Glenn Miller. Este tema sirvió para los primeros solos a cargo del saxo tenor y para exhibir las cualidades de una agrupación bien engrasada. Hubo momentos para la monotonía de los ostinatos en "A Little Blues, Please" y para la variedad de contratiempos en clásicos del jazz latino, como "Manteca" de Dizzy Gillespie, pero también soul y "grooves" de funk de la mano del "Watermelon Man" de Hancock. Un repertorio bien elegido con el que esta formación demostró su versatilidad y preparación para afrontar cualquier género dentro del amplio repertorio de este tipo de agrupaciones.

Sin duda, esta jornada fue una gran ocasión para observar la magnífica cantera de talentos que se está forjando en el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Gijón, demostrando que a pesar de los empeños de las sucesivas reformas educativas, la música sigue formando parte de la educación de muchos jóvenes en la ciudad, y el resultado es más que prometedor.

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