Lo que significaba una mejora en la calidad de la enseñanza para todos, especialmente por los alumnos de las familias con menos posibilidades económicas, las manipuladas y denostadas reválidas, por parte de aquellos que nada querían que cambiase en el sistema educativo heredado de la LOGSE, que ha supuesto que España sea hoy uno de los países de la OCDE con más fracaso escolar y abandono temprano del sistema educativo por parte de los alumnos de 14 a 16 años, ha pasado al baúl de los recuerdos con mucha pena y ninguna gloria.
El Gobierno de Rajoy ha preferido asegurarse la aprobación de los presupuestos generales del Estado, a lo que sacrifica todo su programa electoral, a mejorar lo más necesario para los españoles: un sistema educativo que premie la calidad y la excelencia de la enseñanza, basada en al trabajo y en el esfuerzo.
Según informaciones recientes, el Ministerio y las comunidades autónomas han llegado a un preacuerdo para reformar las reválidas y dejarlas sin efectos académicos y que la del Bachillerato, que servirá para entrar en la Universidad, reviva la anterior Selectividad. Por lo que se ve, el Gobierno de Rajoy pasa de intentar gobernar por medio de reales decretos y decide consensuar hasta su permanencia en la gobierno, si es necesario.
La prueba de Bachillerato servirá entre otras medidas para regular el acceso a la Universidad, será sobre las asignaturas troncales de Selectividad y se superará con un nota media de cuatro. El consejero asturiano de Educación se ha puesto una medalla y ha afirmado que rebajar la calidad de la enseñanza es un éxito sin precedentes, palabras textuales. Esta solución se logró en la reunión de la Conferencia Sectorial con el Ministro, reunión que duró poco más de una hora.
