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Profesor de Geografía e Historia

Progreso o tribu

La Europa nacionalista es la del pasado de enfrentamientos y ruinas

El gobierno del PP de Mariano Rajoy, el más votado pero en significativa minoría relativa solo apoyado por Cs, tendrá que prorrogar probablemente los presupuestos de 2017 para 2018, al no contar de momento ante la efervescencia del secesionismo catalán con el apoyo del PNV ni del PSOE para sacarlos adelante. Habrá que valorar como afecta a los nuevos pagos previstos para el próximo ejercicio, por ejemplo con relación al AVE asturiano o el aumento de sueldo de los funcionarios. En función de cómo resulte el avispero nacionalista en Cataluña después de este domingo 1 de octubre, -¿cómo controlar si ha votado un 25% y dicen que ha votado el 51%?-, y de si hay elecciones anticipadas generales españolas y/o autonómicas catalanas, comprobaremos si se despejan incertidumbres o se complican aún más. Si la unión hace la fuerza, está claro que los proyectos disgregadores llevan a la división y la debilidad. La función de las lenguas es comunicar, no separar. Y lo progresista por tanto es sumar en positivo.

En este contexto, entre el Brexit en el Reino Unido y una Ángela Merkel debilitada en Alemania aunque se ha contenido el auge de los anti euro y anti inmigración, el presidente francés Macron propone un salto cualitativo en la construcción europea: una armonización financiera y fiscal, una red global de universidades, un salario mínimo común, una defensa rápida conjunta, un "Plan Marshall" para África? una especie de federación europea, puesto que la actual UE está unida de manera muy heterogénea y acaso por ello menos eficaz. Los nacionalismos y los populismos, basados en el proteccionismo y el enfrentamiento, llevaron a Europa a la destrucción y la ruina en la primera mitad del siglo XX con dos devastadoras guerras mundiales. Así pues si sacamos la moraleja histórica deben ser la cooperación y la solidaridad trampolines para la libertad y la prosperidad. Por el contrario en Cataluña hay quienes están en su esquizofrenia política: la realidad no es la que existe, sino su mundo paralelo inventado.

El líder del PSOE Pedro Sánchez ha estado certero cuando ha constatado que el referéndum ilegal de los nacionalistas para la independencia unilateral de Cataluña "no va de echar a Rajoy, sino de romper España". Desde que se descubrieron las tramas de corrupción del 3% les entró una urgente necesidad de independizarse de la Justicia española. El problema es que gobiernos del PSOE y del PP en minoría han ido décadas cediendo cada vez más competencias y millones a la Generalitat en Barcelona, pensando que con eso apaciguaban el fuego, y lo que han hecho ha sido incentivarlo. Los que ahora dicen que todo se arreglará con paz, amor y diálogo hay que contestarles: ¿diálogo sobre qué para ceder en qué? ¿Darles más competencias y millones para que sigan, con la enseñanza adoctrinadora y medios de comunicación tergiversadores, multiplicando la cizaña anti España? Nuestro Estado tiene defectos y precisa reformas, pero hay que recalcar que es una nación desarrollada con legalidad democrática vigente.

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