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Libertad de expresión

Las palabras de Willy Toledo contra símbolos de la religión católica

Ustedes me perdonarán pero no puedo escribir este artículo sin explicar literalmente por qué se imputa a una persona que se esconde, cobarde él, bajo el maravilloso mantra de la libertad de expresión. Willy Toledo, tras la procesión en Sevilla de unas cuantas encapuchadas que portaban una enorme vagina -la llamaron "la procesión del coño insumiso"- y fueron también imputadas por un delito contra los sentimientos religiosos, él, a modo de defensa de tamaña barbaridad (porque ellas sí que pueden tener libertad para ofender a quienes les dé la gana) publica en su Facebook: "Yo me cago en Dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María. Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la mierda. Viva el coño insumiso".

Al ser imputado -yo diría que por un delito de odio, ahora que está tan de moda- celebra una rueda de prensa, vergonzosa, en una capilla, con un Cristo detrás, para decir que este país es represivo y que nadie puede hablar de lo que quiera. Por supuesto, contando con el apoyo, cómo no, del ínclito Bardem, que no le parece bien que nadie proteste por semejante tontería. Y critican, cómo no, la represión bestial del juez, que les impuso a las integrantes de la asquerosa procesión, el horrible castigo de abonar a la parte demandante (La Asociación de Abogados Cristianos) doce meses con una cuota diaria de diez euros, y un euro en concepto de responsabilidad civil. Iba a ser yo el juez. Las ponía doce meses, claro que sí, pero a cuidar ancianitos con las monjas que lo hacen, pero teniendo ellas que lavarles lo mismo que portaban en sus hombros, a modo de penitencia, ya que hablamos de Semana Santa.

Vamos, que aquí cada uno puede decir lo que quiera; yo puedo pensar que Willy tenía muy mala pinta, y que había adelgazado mucho y hasta puede ser que sea supuestamente un "yonki" al que se le escapa la porquería por la boca, y puedo decirlo, sin que nadie me diga nada ¿verdad? Es mi derecho a expresarme, como también puedo escribir, que yo también me cago en la p. madre del mismo, que no sé si habrá ejercido el oficio más antiguo del mundo, pero que por ejemplo a mí puede parecerme. ¿Por qué no? Y así hasta millones y millones de ejemplos en los que cualquiera puede manifestarse de forma tan obscena, porque se están metiendo con la religión católica. No con la musulmana, ¡que va! No hay huevos, no los hay. ¿Qué pasaría si nos dedicáramos a escribir lindezas sobre todos los que adoran a Alá y a Mahoma su profeta? No me lo quiero ni imaginar. Seríamos tachados de xenófobos, de no respetar la multiculturalidad, ni las maravillosas diferencias de creencias que habitan en nuestro país. De xenófobos y, por supuesto, de fachas, porque así llaman a todos los que no opinen o piensen como ellos. A eso le llamo yo ser libre. ¿Puedo de verdad yo expresar libremente lo que pienso por ejemplo de verdad de la buena y sin delicadeza de la familia Bardem y de su amigo Willy? Seguramente no porque como no soy tonta. Me podría caer una demanda más que justificada por injurias, incitación al odio, etc, etc. Así que parece claro que la vara de medir la libertad para escribir o decir lo que me sale de las tripas, en este caso, no vale para mí, porque sí o sí, me caería una demanda y por supuesto miles de comentarios tachándome de todo lo imaginable.

Así que ¿saben? A veces pienso que algún día despertaré, y todo esto será una pesadilla, que mi país vuelve a ser el que era y que todo esto no es más que un mal sueño? Pero quiero despertar ya.

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