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Taza y media

Eloy Méndez

Los cinco de San Pedro

Son cinco, no hacen ruido y apenas llevan dos días encerrados, pero la protesta de los hosteleros de San Pedro ya ha alcanzado más eco que muchas sonoras manifestaciones. De buenas a primeras, se han convertido en las caras de la desolación que recorre a todo el sector en la ciudad, camino de la ruina porque está pagando como pocos las consecuencias de una pandemia que comenzó oficialmente en marzo y nadie sabe cuándo va a terminar. Instalados en la iglesia Mayor, a unos pasos de las pinturas de Magín Berenguer que representan a Jesús y los evangelistas, exigen dejar de tributar mientras dure el cierre de sus negocios y ayudas directas que les permitan salir del agujero cavado por el virus. Todos los ojos les miran. Su primer objetivo se ha cumplido.

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