Llamémoslos así. Nos entendemos. Estamos en Gijón en julio de 1972 y nos encontramos ante la “primera huelga y manifestación de prostitutas de España y acaso de Europa”, así la llamó Juan Cueto en su “Guía Secreta de Asturias” editada el mismo año en que murió Franco. Lo contamos brevemente. Gijón estaba lleno de bares con nombres como Hong-Kong, Maracaibo, Posada Jamaica, Arlequín, La Pintora, Azteca o Club Azul, y muchos en Cimadevilla. Dos bares del barrio alto contrataron a dos alemanas una de ellas muy llamativa y de nombre Helga. Pero las dos “de cine” y bajaron el precio de los servicios de forma muy notoria; gran éxito popular tuvieron Helga y su amiga, y grandes beneficios para los dos bares.
Lógicamente supuso una disminución de clientela en los bares de alterne tradicionales, los de toda la vida, en esos años abundantes en Cimadevilla. Las empleadas del barrio se negaron a trabajar un día concreto y además todas juntas bajaron en grupo desde Cimadevilla a Bajovilla, hasta la calle Corrida en ese pleno verano de 1972. Primera manifestación de ese tipo que se conoce en Gijón, quizás la última, y los gijoneses y turistas asombrados ante el patriótico eslogan principal de la marcha, “Consuma Productos Españoles”. Helga y su compañera recularon, subieron el precio hasta lo que era habitual y además “limitando el número de sus intervenciones amatorias”.
Enseguida se fueron de Gijón las “alemanonas” y barrio siguió con su vida nocturna de siempre. Juan Cueto se detuvo en el tema en 1975 pero quien cubrió la noticia tres años antes fue Fernando Poblet, para la revista “Asturias Semanal”. Cuando todo se arregló y la normalidad volvió entrevistó Poblet, haciendo trabajo de campo, a una “trabajadora del sexo” de Cimadevilla para recapitular sobre ese suceso que él llamaba “de la industria del clítoris”. “No eren competencia. Lo que pasa ye que les dos alemanes eren novedá y a los hombres gustavos la novedá, y siempre vais detrás de la novedá”.
