La celebración de la Feria de Muestras este agosto, con las pertinentes restricciones de aforo y tránsito, es un bien para la ciudad que trasciende con mucho lo económico. En medio de otro calendario estival agujereado por cancelaciones y reducciones de eventos, implicaría un trago de moral en plena Semana Grande para gran parte de los gijoneses, justo cuando España alcanzará la inmunidad de grupo por el avance de la vacunación, según promesa fresca de Pedro Sánchez. La organización de otros certámenes menores durante estos meses avalan a la Cámara de Comercio como garante de la seguridad, después de la inevitable suspensión del año pasado a cuenta del Principado. Y la incipiente experiencia en otros lugares invita al optimismo. La cita se perfila como un estupendo antídoto contra la fatiga pandémica.
