Gijón, la villa de uno de los más ilustres próceres españoles, Melchor Gaspar de Jovellanos, goza no solo de entornos naturales, rurales y marítimos de gran calidad y de extraordinaria belleza sino también monumentos únicos, como la grandiosa Universidad Laboral, que por mucho que se esfuercen sus detractores ideológicos y políticos es el conjunto más espectacular de la España moderna. Que tiene los méritos para ser considerada como patrimonio cultural mundial.
Otro gran complejo artístico es un templo católico, la basílica del Sagrado Corazón, una joya inspirada en la arquitectura modernista modelo Gaudí, según esquema de la Sagrada Familia. La Basílica de Gijón es una obra de arte espectacular por su conjunto: extraordinarias pinturas, como la apoteosis del Juicio Final, basada no en la ira del Jesucristo Juez Divino, airado como lo pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, sino en el Cristo de bienaventuranzas (“Venid Benditos de mi Padre...”). El coro de los apóstoles encabezados por San Pablo y San Pedro, con San Juan Bautista y Santa María, postrados ante el Jesucristo. Destaca también la dimensión jesuítica de la Basílica con los grandes santos como Ignacio de Loyola, cuya centenario de conversión se está celebrando este año 2021. La Magnífica escultura del navarro más universal Francisco Javier. El impresionante conjunto de vidrieras de tamaño variado; desde las majestuosas redondas con representaciones de los misterios de la vida de Cristo, así como otras mas pequeñas de intenso colorido.
Pero la Basílica del Sagrado Corazón, la popular Iglesiona, que destaca por su no menos espectacular Sagrado Corazón bendiciendo Gijón, es sobre todo uno de los templos europeos más extraordinarios por su finalidad es mantener vivo el fuego divino de la devoción a la Sacratísima Humanidad de Jesucristo, representada en su Sagrado Corazón, cuya imagen es visitada por numerosos personas que experimentan en su vida real la verdad de las palabras de Jesucristo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí qué manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso”. Cristo, además de Dios es hombre, luego su Corazón es el Corazón de Dios, que es Amor. Santa Teresa criticaban duramente a todos aquellas sabios y entendidos de su tiempo, quienes como los de hoy consideran impíamente que la Humanidad de Cristo era un obstáculo para llegar a Dios, cuando Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Él.
