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Palabra de amigo

Comulgar es multiplicar el amor

Debería sobrarnos fraternidad y casi no la encontramos

Cuando uno ve a millares de cristianos acercarse a comulgar cada domingo, y ve que cambian tan pocas cosas a su alrededor… uno piensa que algo falla en nuestras comuniones. O la eucaristía es una exageración o los creyentes no sabemos aprovechar todo lo que ella significa.

Todavía pensamos que comulgar sirve solo para alimentarse espiritualmente, y poco más. Pero Jesús no vino sólo ni principalmente a alimentar espíritus, sino a crear lazos de comunión. Unión con Él y con los hombres. Por eso cada comunión debería ser un estallido de fraternidad.

¿Cómo es posible que millones de comuniones que se reparten en el mundo no causen mayores efectos de fraternidad? Debería sobrarnos fraternidad por todas partes. Y si nos descuidamos, casi no la encontramos por ningún lado.

Ya no podemos seguir con la lógica del pesimismo, del que nos hablan los periódicos. Los que participamos cada domingo en la eucaristía y comulgamos, tenemos una hermosa tarea: repetir en cada comunión la multiplicación del amor con Jesús y con los hermanos que se nos ponen delante.

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