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Señor, que vea

No nos devuelve la fe Jesús para seguir viviendo como ciegos, sino para recordarnos que las promesas de Dios se cumplirán tras un largo trabajo

Al pueblo de Israel que vuelve del destierro, se le prometen “torrentes de agua”, y “consuelo”. Y Dios, que es Padre, quiere cumplir sus promesas. Pero las “promesas de felicidad”, no es “il dolce far niente”, porque Dios quiere que su pueblo siga caminando, siga buscándole, siga amándole.

La curación del ciego Bartimeo es para que comience una gran aventura, donde no le faltarán dificultades de todo tipo. A partir de ahora, Bartimeo debe “buscarse la vida”. Por eso, la vida se le va a complicar, aunque haya recuperado la vista.

La verdad es que los cristianos somos peregrinos, recorriendo los caminos del mundo. Y cuando al borde del camino, Jesús nos devuelve la fe, no es para seguir viviendo como ciegos, sino para recordarnos que las promesas de Dios se cumplirán, pero más adelante, después de un largo trabajo.

¿Qué quieres que haga por ti?, dijo Jesús al ciego Bartimeo. “Maestro, que pueda ver, que pueda seguir caminando, que aprenda a confiar más en ti, que aprenda a poner en juego la fe, a creer en tus promesas, a seguirte por el camino de la vida sin miedo a las dificultades”

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