Opinión | Epígrafe

El fin de la pandemia y la ciudadanía cansada

Sobre algunos temas de actualidad municipal

Según el dicho determinista... “cada pueblo tiene lo que se merece”. Es evidente que Gijón, los gijoneses, somos acreedores, –pero con mucho– de Ana González y Aurelio Martín. Merecemos que sigan pasándose por el arco del triunfo el Plan General de Ordenación Urbana, manteniendo ya sin la excusa de la pandemia, cerrado el Muro al tráfico. Merecemos que nos hayan subido los impuestos, que no tengamos la Comandancia-Cuartel de la Guardia Civil, que los vecinos de Granda sufran para siempre el castigo de la ITV, que el tráfico sea caótico con desconocidos índices de contaminación en la avenida de la Costa-Castilla y calles céntricas y la desaparición de 700 plazas de aparcamiento. Merecemos que el parque de Isabel La Católica y el Botánico, otrora lugares hermosos, estén abandonados. Que el Grupo Covadonga –sus socios– sean castigados mezquinamente cerrándoles el aparcamiento de Las Mestas porque su directiva solicitó la limpieza del cauce del río Piles para la práctica del piragüismo. Merecemos que muy pronto miles de coches no puedan aparcar –aunque ya es imposible– por carecer de la etiqueta ambiental, que las estaciones de trenes y autobuses sigan durmiendo en el limbo de los justos y que se prohíban después de siglo y medio de historia las corridas de toros porque ¡aquí mando yo!

El fin de la pandemia y la ciudadanía cansada

El fin de la pandemia y la ciudadanía cansada / Fernando Losada Maroto

Y nos merecemos seguir sin depuradora en la zona Este y la tala de los tamarindos del paseo del Muro y el bodrio del cascayu, y la eliminación de costumbres muy queridas por los gijoneses –ni la Alcaldesa ni el Concejal lo son y no saben lo que significan ni les importa– como la bendición de las aguas por San Pedro y la eliminación del clásico y característico adoquinado santo y seña de la puerta de entrada a Cimadevilla. Y los derroches como la flota de 18 BMW, tres de ellos, tres, negros, –con perdón– muy bonitos para su uso personal y la próxima compra de bicicletas y patinetes eléctricos para los amigos. Y merecemos que la ciudad esté mas dividida y sus parroquias mas alejadas y que el ordeno y mando se imponga a los deseos mayoritarios de los ciudadanos .Y que después de crear torticeramente la comisión del Muro para perder tiempo, una vez que ésta resuelve por mayoría habilitar un carril en cada sentido, como no favorece a sus deseos muestran su sectarismo e incumplen la decisión argumentando que fue por escaso margen, cuando ellos con frecuencia en caso de empate en las votaciones, hacen uso del “vergonzoso voto de calidad”. Sí, nos merecemos sus formas de gobierno dictatoriales.

Y de continuar transigiendo y callando, podría ser una evidencia científica –efecto indeseable– que a los gijoneses la pandemia nos volvió... “la sangre gorda”. Confío que no nos afecte también a la memoria a la hora de votar.

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