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Jaime Torner

Putin quiere el poderío de la URSS (I)

Vladimir Putin ha invadido Ucrania con la excusa de evitar su integración en la OTAN y liberar la región prorrusa del Donbás, reconocida por Putin como territorio independiente. Sin embargo, su megalómana personalidad augura una posible escalada del conflicto provocando más víctimas inocentes.

En primer lugar, existe el precedente histórico de los Sudetes ocupado por la Alemania de Hitler, con su posterior violación del Acuerdo de Múnich (1938), al invadir el resto de Checoeslovaquia.

En segundo lugar, como Hitler, Putin se considera “mesiánicamente iluminado” para recuperar el protagonismo y área de influencia de la antigua Unión Soviética mediante una política de hechos consumados; ignorando el derecho internacional y la integridad territorial de países vecinos.

En tercer lugar, en la actual era de misiles de largo alcance, resulta absurdo que Putin alegue pretender recuperar fronteras seguras para Rusia ante la amenaza de la OTAN desde países que habían pertenecido al llamado “Telón de Acero” cuando, en realidad, estos países se integraron en la OTAN para defenderse de una posible agresión rusa. Lo mismo sucede con Suecia y Finlandia, actualmente también amenazadas por Putin ante su pretensión de ingresar en dicha institución.

En cuarto lugar, considerando que el potencial militar de Ucrania es muy inferior al de Rusia y suponiendo que esta invasión finalice a corto plazo, Putin deberá afrontar luego cómo mantener la ocupación de un país con 44 millones de habitantes y un pueblo muy patriótico. En este sentido, podría nombrar un régimen títere de Moscú para negociar un armisticio desde una postura de fuerza y retirar su ejército de Ucrania, salvo de la zona del Donbás y Crimea, por considerarlas de soberanía rusa. Dudo que actualmente prosperen unas conversaciones de paz si Ucrania exige la retirada rusa de todo su territorio (incluida Crimea), se resiste al ejército invasor causándole notorias bajas y se augura una enconada lucha urbana que incremente la crueldad de la agresión rusa. Resulta inquietante el papel de Bielorrusia en este conflicto, especialmente si participa activamente en la invasión de Ucrania por su compromiso con Putin.

En definitiva, mediante su política de sangrientos hechos consumados, Putin pretende recuperar el poderío de la antigua Unión Soviética y ha invadido Ucrania, ignorando la censura de la comunidad internacional. Evidentemente, con un Putin descerebrado en el Kremlin, Rusia padece un cáncer social que precisa extirpación inmediata. Ojalá el país tenga buenos cirujanos.

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