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Isabel Menéndez Benavente

Tormenta de ideas

Isabel Menéndez Benavente

Señor presidente, lo suyo es suerte

Está claro que estoy en contra de la censura y a favor, cómo no, de la libertad de expresión. Creo que la información debe ser veraz, transparente y adecuada. Es por eso que ya no soporto según qué medios de comunicación. Quizás alguien debería poner algún tipo de freno para salvaguardar la salud mental de los ciudadanos.

¿Es de verdad necesario ver en todas las cadenas generalistas la guerra de Ucrania desde por la mañana a la noche? ¿No creen los que alientan este tipo de programas que ya hemos tenido bastante? Sí, lo ha conseguido, señor presidente. Estamos aterrorizados, y no se preocupe, no saldremos a protestar y a quemar barricadas como hacían ustedes, aunque la luz se haya puesto a 700 en uno de sus picos.

Sí, señor presidente, señores ministros, solo hemos puesto un 0 más que cuando ustedes, con un gobierno del PP, la luz subió a 70 euros el kilovatio. Entonces salieron durante cinco días seguidos a tomar las calles para protestar por la política energética.

Sí, en primera fila esos sindicatos que pagamos entre todos con las subvenciones que usted les da. Allí estaban UGT, CCOO y, con ellos, ustedes, los mismos que hoy conforman esta mierda de gobierno. Entonces decían que había que escoger entre comer o poner la calefacción. Entonces hablaban, abrían los periódicos con la pobreza energética, y todos los programas nos mostraban las dificultades que pasan las familias, cada vez más empobrecidas.

Señor presidente, hoy esas mismas familias, siete años después, están mucho mucho más pobres. Aunque ahora, según usted, todo se deba al maléfico Putin, que ya lleva unos cuantos años haciéndonos la puñeta con la inflación. Pero, ¿sabe?, tiene usted tanta tanta suerte que, al tenernos como nos tiene en su puño, aterrorizados, bombardeándonos continuamente con amenazas, acabarán de una puñetera vez con nosotros. Porque hasta ahora, y durante dos años, era mañana, tarde y noche el covid, con contradicciones constantes, incertidumbre, miedo…

Señor presidente, ese miedo que paraliza a la población, es una emoción que le viene al pelo. Cuanto más miedo tengamos, más callados estaremos. No salimos, no nos reunimos, no vivimos, porque no nos están dejando vivir. Y ahora, señor presidente, ni en casa podemos quedarnos. Lo haremos ateridos de frío y a oscuras para acabar muriendo de verdad. Y sí, qué quiere que le diga, usted es el culpable. Usted y su gobierno, al que ahora no le importa un bledo que haya gente que se va a morir, literalmente. Ahora toca hablar de la guerra para que pensemos que el holocausto nuclear está cerca, no vaya a ser que la pandemia esté tocando a su fin, y por fin nos movamos.

Pero, ¿sabe?, solo sueño con que esos ciudadanos que ahora están callados, que están en coma, paralizados, algún día despertarán y le juro, señor presidente, que no quisiera estar en su pellejo. Así que aproveche. Váyase tranquilo, utilice más el Falcon, encienda la calefacción de la Moncloa, ilumínela bien para que luzca y no se preocupe, que esa energía también la pagamos nosotros.

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