Todo lo que rodea a la Zalia provoca desconfianza porque esta área que en su día se presentó como el bálsamo a muchos males económicos de la región y complemento perfecto para la ampliación de El Musel acumula más incumplimientos que un reloj sin pila. La realidad es que grandes proyectos como el de Amazon han tenido que buscarse otros nidos y que el puerto ha seguido la historia por su cuenta, centrado ahora con acierto en los eólicos como conducto hacia la descarbonización. Aun así, comprobar que los accesos avanzan administrativamente pocos meses después de que el Estado adquiriese un compromiso económico con el desarrollo de la zona abre una puerta a la esperanza, con todas las cautelas. Lo que queda de legislatura autonómica será clave para saber si se ha abierto realmente un nuevo tiempo.
