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LNE FRANCISO GARCIA

Verde de campo, esmeralda de mar

Memoria de Conchita Calvo, Conca, la pintora tímida que se desataba ante el lienzo

Confluían en la mirada de Conchita el verde de los campos de Castilla, ese océano sereno de cereal en el que se crió, en suelo palentino de Espinosa de Villagonzalo, y el esmeralda fiero del Cantábrico, el del Gijón del alma que la acogió hace décadas, después de un largo periplo mesetario. Tímida como las olas de un mar en calma, serena como las piedras del Románico natal, la mujer introvertida se transformaba ante el lienzo desnudo, donde aprendió a expresar, con la paleta cromática del sentimiento, la profundidad de su mundo interior. Entonces Conchita trocaba en Conca y desataba en los pinceles una fuerza de la naturaleza escondida que transitó del realismo inicial a la final abstracción de una manera desbocada.

Era una pintora vocacional que se educó en la salmantina Escuela de Bellas Artes de San Eloy, una maestra que sacrificó la profesión de la enseñanza por el cuidado de una familia que ahora la llora, como los compañeros de fe de un grupo de matrimonios vinculado al colegio de los jesuitas. Amaba a Castilla y adoraba Gijón. De ambos territorios quedan señales estrictas en su obra pictórica.

En una entrevista que le compuso, con magistral trazo, la también tristemente desaparecida Cuca Alonso, Conchita Calvo rememoró pasajes de su vida. Casada con el bancario Fernando de la Hoz, nuestro querido presidente en Puente de Mando, aseguró que los dos momentos más felices de su vida sobrevinieron con el alumbramiento de Arcadio y Leticia, felicidad que se multiplicó con la llegada de los tres nietos. A Cuca le dijo que en un desván de su casa del pueblo palentino, a la que el matrimonio solía acudir casi cada fin de semana, guardaba los recuerdos de su infancia: las muñecas, los lápices de colores, los primeros cuadernos con dibujos, el cabás... En el baúl de nuestros recuerdos afectivos también habrá para siempre un pequeño espacio cariñoso para Conchita, para Conca, la esposa y madre serena que pintaba, la pintora recia que renunció a ser artista para seguir siendo, hasta el último suspiro, esposa, madre y abuela.

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